Ya en cine Romero, el santo del pueblo

El pasado 26 de mayo fue la beatificación de Mons. Óscar Romero. Por esta razón distintas personalidades del mundo, de todo tipo de pensamiento, se han pronunciado a favor de un hombre, Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de El Salvador, que fue mártir para un pueblo dividido y agitado a finales del Siglo XX; casi antes de ayer.

La dinámica histórica de cada pueblo requiere una mirada concreta y pausada para entender tiempos y cambios y no apresurar conclusiones. El Papa Francisco ha sabido retomar el tema de la Beatificación de Mons. Romero para recordar, al pueblo salvadoreño, la senda de unidad y fraternidad que la vida de este sacerdote encarnó con su entrega. Al igual que el Papa Francisco esta película americana, dirigida por el australiano John Duigan, ayuda para comprender las dinámicas de aquella década terrible de los 80, en El Salvador donde fueron asesinados más de 75.000 personas.

La película es un gran documento histórico, bien narrado que conquista y traslada al espectador a una realidad cruda y difícil: la década de los 80 del s. XX en El Salvador. Durante ese tiempo, aunque con causas fraguadas a fuego lento hacía más de 50 años, tuvo lugar una guerra civil nunca declarada entre el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la gubernamental Fuerza Armada de El Salvador (FAES), los llamados Escuadrones de la Muerte.

Escrita y producida por John Sacret Young (El ala oeste de la Casa Blanca), Romero nos muestra la delicada labor que tuvo la Iglesia católica en aquel momento; algunos sacerdotes se alinearon con el gobierno y otros terminaron en la armas, bajo la influencia de la Teología de la Liberación; también nos relata la polémica elección de Romero como arzobispo o el asesinato del Padre Grande; el jesuita Rutilio Grande, gran amigo de Romero. 

Esta muerte junto al secuestro del Ministro de Agricultura, Rafael Zelada, y la tortura de sacerdotes amigos de Romero, le harán gritar: ¡Basta! Así se convierte en la voz de un pueblo amenazado de muerte, que sin ser una voz política, tuvo mucha repercusión entre los políticos. Pues como él decía: La iglesia tiene que identificarse con los que luchan por la libertad hasta el punto de compartir su persecución.

Vale la pena destacar la excelente banda sonora compuesta por Gabriel Yared, ganador de un oscar por la bella aunque un punto trágica El Paciente Inglés, y la formidable interpretación de Raúl Julia; soberbio cómo expresa la progresiva toma de conciencia de su personaje sobre la realidad del pueblo salvadoreño.

Romero es un largometraje que muestra de forma sublime el martirio cristiano con escenas conmovedoras como la muerte del propio Romero o la recuperación del Santo Sacramento de una iglesia ocupada por el ejército.

Las nuevas generaciones, los que nacimos rondando esa década de los 80, deberíamos tomar conciencia de que lo que ha costado tener hoy el mundo que tenemos. Mons. Romero, hoy ya Beato, murió mientras oficiaba una misa en la capilla del Hospital para cancerosos de la Divina Providencia, al norte de la capital. Fue asesinado el 24 de marzo de 1980.

El pasado 23 de mayo se reunieron en la Plaza del salvador del mundo alrededor de unas 300.000 personas. Mensaje claro para la conciencia de todos los salvadoreños de ayer y hoy: lo valioso y necesario que es hacer memoria para un pueblo. Como dijo el propio Romero: “Mi voz desaparecerá pero mi palabra, que es Cristo, quedará en los corazones”.