Con 200.000 firmas, el Centro Europeo para el Derecho y la Justicia acude al Consejo de Europa para acabar con los infanticidios neonatales en Europa
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Dejar a los niños agonizar sin atenderlos, o matarlos, simplemente porque no son deseados es inhumano. “¡Esto no es un aborto “tardío” sino un infanticidio!”, denuncia el Centro Europeo para el Derecho y la Justicia (ECLJ), que ha acudido al Consejo de Europa para que investigue sobre la situación de estos niños y le ponga fin.
Enfermeras, comadronas y médicos de Europa están llamados a romper el silencio firmando la mayor petición dirigida nunca al Consejo de Europa.
Según un comunicado del director del ECLJ llegado este lunes 1 de junio a la redacción de Aleteia, numerosos niños nacen vivos durante los abortos, en concreto cuando se practican más allá de la semana 20 de embarazo.
Estos niños casi siempre son abandonados a la muerte sin cuidados, luchando por respirar durante a veces varias horas, o muertos por inyección letal o asfixia, y después desechados con los desechos biológicos.
Con las 200.000 firmas de la petición contra los infanticidios neonatales, el ECLJ ha acudido al Consejo de Europa sobre todo para que investigue la situación de estos niños y reafirme su derecho a recibir cuidados.
En Canadá, 622 niños nacieron vivos después de abortos entre los años 2000 y 2011, y 362 entre 2001 y 2010 en los Estados Unidos, donde después se adoptó una ley para proteger a estos niños.
En Europa permanece el tabú, estos hechos se mantienen ocultos. Contra la petición, ¡algunos diputados sostienen que estos hechos no existen!
Tras el escándalo provocado por la revelación, en 2005, de que 66 niños habían sobrevivido a su aborto durante a veces más de diez horas en Reino Unido, las autoridades decidieron no publicar estas estadísticas.
Pero algunos médicos y comadronas empiezan a hablar: en Suecia, la doctora Andrea Kischkel informa de que una niña nació viva el 1 de marzo de 2014 a las 19,55 horas tras un aborto practicado a las 22 semanas y 3 días en el hospital de Gällivare.
Las comadronas recibieron el orden de no informar al pediatra de guardia. El bebé no recibió cuidados, ni siquiera para aliviar el dolor causado por haber recurrido a las ventosas. Una comadrona envolvió al bebé en unas toallas calientes y esperó hasta su muerte, una media hora más tarde.
Es hora de que las enfermeras, comadronas y médicos se atrevan a testificar y a romper el silencio. La entidad pide que se dirijan los testimonios para presentarlos al Consejo de Europa (si se prefiere se preservará el anonimato) a la dirección de correo electrónico ecljofficiel@gmail.com, y concluye: “¡Como todo niño prematuro, estos niños merecen recibir cuidados! ¡Contamos con vosotros!”.