En México, votar sigue siendo principalmente “cosa de los hombres”

México tiene fama cinematográfica de ser una nación de machos. Las películas de Pedro Infante, Jorge Negrete o Pedro Armendáriz, dieron la vuelta al mundo. El charro mexicano, enamoradizo e infiel es una muestra de este estereotipo que, desafortunadamente, en asuntos electorales podría seguir siendo verdadero.

Una encuesta reciente, difundida por el portal web “Animal Político”, indica que 38 por ciento de las personas mencionó que sus costumbres o cultura fueron la causa para que no se respetaran sus derechos. También su sexo: un ejemplo de ello es que 21 por ciento de las mujeres mexicanas, piden permiso a su pareja a algún familiar para participar en actividades comunitarias.

Mujeres cargadas y arrinconadas

Un dicho popular mexicano –“la señora, como la escopeta, cargada y arrinconada”—toma efecto en las próximas elecciones del 7 de junio; elecciones intermedias que han sido calificadas como las “más complejas” de la historia: 15.8 por ciento de mujeres que hablan una lengua indígena pide permiso para decidir por quién votar, según la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010.

El presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, Ricardo Bucio, al participar en la presentación de la “Guía de Acción Pública: Elecciones sin Discriminación” señaló que durante el proceso electoral de 2005-2006, en 3 mil 627 secciones electorales (5.61 por ciento del total) distribuidas en 285 municipios de 23 entidades del país se presentó el mismo problema: la participación de las mujeres en los asuntos públicos dependía del permiso o autorización de los hombres de la comunidad o de la familia, según el informe sobre casos de discriminación que incidieron en la integración de las mesas directivas de casilla elaborado por el Instituto Federal Electoral.

Aún cuando la reforma electoral de 2014 establece una cuota de género, aún no hay paridad en la representación política de hombres y mujeres, pese a que éstas constituyeron 51.6 por ciento del padrón electoral y 51.8 por ciento de la Lista Nominal de Electores en 2012.

Sin igualdad no hay ciudadanía

Pero la desigualdad también se observa en otros grupos como las personas con alguna discapacidad, los hablantes de lenguas indígenas o quienes se encuentran en condición de pobreza. Por ello, la “Guía de Acción Pública: Elecciones sin Discriminación, elaborada por el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Consejo Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación (Conapred), propone acciones que la autoridad, partidos políticos y ciudadanos que participan en el proceso electoral, pueden llevar a cabo para nivelar a grupos excluidos y propiciar un verdadero cambio cultural.

En la Ciudad de México –donde se concentra gran parte del mosaico de la población nacional—se han llevado a cabo acciones adicionales para generar y difundir folletos traducidos a lenguas indígenas con la explicación del proceso de votación; además, materiales dirigidos a los funcionarios de casilla para evitar cualquier acto de discriminación en contra de grupos vulnerables, o de grupos de homosexuales, que suelen tener, también problemas para votar con normalidad en las casillas electorales.

El consejero presidente de la Comisión de Capacitación Educación Cívica y Capacitación del IEDF, Carlos González Martínez, reconoció que para consolidar los procesos electorales se requiere ciudadanía y condiciones de igualdad y no discriminación, pues “sin ciudadanía no hay democracia, pero sin igualdad no hay ciudadanía”.

(Con información del portal web “Animal Político”)