El optimismo es un elemento vigorosamente constructivo,
cuya influencia en el individuo
equivale a la del sol en la vegetación.
-Orison S. Marden-
Una vez me encontraba visitando un basurero enorme cuyos límites no divisaba a simple vista. Una situación incómoda, un espectáculo desagradable y horrendo para la vista y el olfato.
Me sentía ciertamente incómodo y con ganas de salir de allí cuanto antes. De pronto, en medio de aquel panorama desagradable y desolador: una flor. No me lo podía creer. Aquel detalle cambió mi actitud mental.
Seguía siendo un basurero, pero…¡con una flor! Si entre tanto desperdicio, entre tanta porquería, ha sido posible que una flor germine, quiere decir que hay buen sustrato, que hay tierra fértil aunque no se vea.
Si ha nacido una quiere decir que pueden nacer muchas más y, en ese caso, el basurero se puede convertir en un jardín.
Sin duda que, en nuestros días, vemos mucha basura a nuestro alrededor, muchas cosas corrompidas en nuestra sociedad y en nosotros mismos, pero si somos capaces de descubrir, en medio de ello, una flor, es porque el sustrato es bueno.
Y si ha nacido una, podrán nacer muchas más embelleciendo, así, nuestra sociedad aunque abunde la basura.
El problema está en que tenemos demasiado acostumbrada la vista a la basura y nos cuesta percibir la presencia de ninguna flor. Es cuestión ,pues, de educar y sensibilizar nuestra vista.
Tenemos que estar continuamente graduándonos la vista para ver en positivo. Creo que ser positivo no es otra cosa que aceptar la realidad mejorándola, aceptar lo que en cada momento nos está pasando y trascender. Es cierto que a veces nuestra realidad es tan dura, tan sin razón, tan difícil de comprender, que aceptarla positivamente es casi una locura.
Pero cuando nos esforzamos por ser positivos porque hemos aceptado la realidad que estamos viviendo, enseguida empezamos a notar cierta paz, cierta tranquilidad; es como un bálsamo para nuestra alma.
La fe, sin duda, es una buena ayuda; rezar da mucha fuerza positiva y nos ayuda a ver el vaso siempre medio lleno, lo cual es reconfortante.
Hay que conseguir, cuando la ocasión lo requiera, ver flores en la basura, sacarle provecho a un día nublado y tener esperanza cuando parece que todo está perdido. Cuesta mucho, muchísimo esfuerzo, pero es necesario para seguir viviendo en positivo.
En la vida no se trata de ser realistas viendo sólo las cosas malas que nos rodean, se trata de ser optimistas y ser felices con las cosas buenas que existen.
Por que sí: hay basura; pero también flores. Y, algunas, muy bellas.