El Pontífice invita a los cristianos a unirse para responder a las preguntas de la sociedad de hoy: guerra, pobreza, migración forzada, libertad religiosa
Los cristianos deben estar unidos “frente a la actitud con la cual Europa parece abordar la dramática y frecuentemente trágica migración de miles de personas en fuga de las guerras, las persecuciones y la miseria”, afirmó el Papa Francisco al recibir en audiencia este jueves 7 de mayo a los miembros de la asociación ecuménica europea y los obispos católicos comprometidos en el diálogo entre las Iglesias cristianas en Europa.
Al mismo tiempo, el Papa señaló como un deber la unidad para promover la colaboración, la solidaridad y la acogida de los que sufren.
“Los cristianos de Europa están llamados a interceder con la oración y a obrar activamente para llegar al diálogo y la paz en los conflictos actuales”, dijo el Pontífice, y lamentó las “divisiones que aún hoy existen entre cristianos”.
Un discurso ecuménico y humanitario el de Francisco que no admite que los cristianos no estén unidos en lo esencial: defender la vida.
En el discurso indirectamente reflejó su preocupación por la tragedia de los miles de migrantes africanos que mueren frecuentemente en el intento de atravesar el mediterráneo para llegar a Europa, víctimas de la indiferencia europea y del rico mercado dominado por esclavistas y traficantes.
Cristianos unidos para dar vida y esperanza
Al mismo tiempo, remarcó la división que no hace bien cuando los cristianos deben tomar posición sobre diferentes aspectos éticos y de la vida de las personas. En este sentido, invitó a seguir el diálogo y a “encontrar respuestas comunes a las preguntas que la sociedad contemporánea nos pone como cristianos”.
El Pontífice puso ejemplos de temas complejos que deben enfrentar los cristianos hoy en Europa, como las leyes “que impiden a los ciudadanos expresar y practicar libremente” su religión, legislaciones que confunden o mal interpretan el “principio de tolerancia”.
Además, recordó que la división entre cristianos “contradice clara y abiertamente la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y perjudica a la causa santísima de predicar el Evangelio a toda criatura”, citando el documento Unitatis redintegratio del Concilio Vaticano II sobre ecumenismo (no.1).
Pasos importantes para el ecumenismo
En su discurso todavía esperanzador confirmó que "el cansancio" hace parte del camino del diálogo entre las Iglesias cristianas de Europa, que debe vivirse “en la caridad y en la verdad”.
“Por largo tiempo los cristianos de este continente han combatido los unos contra los otros. Hoy, gracias a Dios, la situación es muy diferente. El movimiento ecuménico ha permitido a las Iglesias y Comunidades eclesiales en Europa de dar grandes pasos en el camino de la reconciliación y de la paz”.
El Pontífice resaltó los resultados alcanzados hasta ahora, por ejemplo en las recientes Asambleas Ecuménicas Europeas y la Charta Oecumenica (mensaje ecuménico) redactada en Estrasburgo en 2001. Y las señaló como iniciativas de “gran esperanza para superar las divisiones”, a pesar de que -admitió -la comunión entre todos los creyentes en Cristo es un “camino largo”.
Al inicio del discurso, agradeció por la labor ecuménica del Comité Conjunto de las Conferencias de las Iglesias Europeas (CEC) y del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE). Especialmente, dirigió palabras de reconocimiento al cardenal Péter Erdő y al reverendo Christopher Hill.