El colapso de los servicios públicos en Venezuela no sólo se reduce a las largas colas para obtener alimentos en forma racionada, o a la desbordante inseguridad que cada fin de semana deja decenas de personas inocentes muertas a manos de la violencia asesina; también se vive, y con mayor dolor e impotencia, en el sistema de salud.
En este campo, el gobierno de Nicolás Maduro ha considerado que la solución es racionar la obtención de los medicamentos a personas con enfermedades crónicas no transmisibles, sean cardiovasculares, endocrinometabólicas y neurológicas.
El 23 de abril crearon el Sistema Integral de Acceso a Medicamentos (Siamed). Los pacientes deberán acudir a la farmacia más cercana a su casa y registrarse con su cédula de identidad y el récipe de medicinas. Luego recibirán un mensaje de texto a través del número telefónico afiliado y, oportunamente, el Siamed les indicará cuándo llega el medicamento a la farmacia. Pero la idea no ha calado en el gremio médico.
“No se puede entender que haya escasez de medicamentos y ahora los venezolanos tengan que anotarse para que en una farmacia o centro de comercialización lo vayan a llamar cuando tengan medicamentos disponibles”, indica Douglas León Natera, presidente de la Federación Médica de Venezuela.
“La gente se moriría esperando, porque hay una serie de enfermedades crónicas que se ven afectadas por esta situación”, dijo, argumentando que la salud es un derecho constitucional. Y relató que el ministro Henry Ventura envió un comunicado a los directores de más de 12 mil centros hospitalarios obligando a trabajar con ese sistema.
“El derecho a la salud debe cumplirse sin necesidad de la publicación de decretos ni cartas públicas”, acotó. “La situación de la salud en el país la sabe perfectamente el pueblo de Venezuela que ha tenido la oportunidad de asistir a un hospital (…). Ni siquiera a las clínicas les dan los dólares para reponer equipos, menos a los hospitales”, dijo. “Muchas medicinas vienen trianguladas desde Cuba”, agregó.
Médicos obligados a emigrar
En torno al colapso del sistema de salud en Venezuela, destacó varios aspectos. “El ejercicio profesional en los hospitales y centros públicos es muy riesgoso; muchas personas violentas están dentro de las instituciones, que incluso están amparadas por algunos directores”.
Explicó que en algunos casos, directores de hospitales no son médicos, lo que se traduce en agresiones y abuso de la autoridad ante el personal.
“Permanentemente están amenazados los médicos, verbal y físicamente, como en el hospital de Lídice, donde tuvimos que esconder a un médico por más de 24 horas por su seguridad”, relata el gremialista venezolano.
Explicó que la situación ha conllevado la migración de más de 12.830 médicos de instituciones públicas. “De esa cantidad, alrededor de 7.830 médicos se han ido al exterior, mientras que de instituciones privadas se han ido otros 2.500, sumando un total de 10.300 galenos que han abandonado el país, desde 2003”, sostiene.
Respecto a los salarios, explicó que un médico “comienza a trabajar con 5.800 bolívares mensuales”, equivalentes a unos 30,50 dólares al cambio oficial Simadi. “¿Cómo hace un profesional para sobrevivir? Es un absurdo. Se redondea un poco más con las guardias hasta bolívares 9 mil, que debe realizar los fines de semana y feriados”.
Por otra parte, León Natera se refirió a las detenciones y acusaciones del Estado a médicos que han denunciado problemas en sus recintos de salud. Tal es el caso del doctor Carlos Rosales, presidente de la Asociación de Clínicas y Hospitales Privados, quien fue detenido por el Sebin por denunciar escasez en centros médicos.
También mencionó el caso del Doctor Ángel Sarmiento, presidente del Colegio de Médicos del estado Aragua, que denunció 8 muertes sospechosas en el hospital de Maracay, y fue calificado de terrorista. “Tuvo que abandonar el país”, indicó.
Hoy celebramos a...