Uno de los mejores documentales de la última década
Considerado uno de los mejores documentales de la última década, The Crash Reel nos cuenta la vida de Kevin Pearce, un deportista estadounidense que tuvo un terrible accidente y consiguió recuperarse de forma extraordinaria. Kevin Pearce ha sido reconocido como uno de los mejores snowboarders de la historia y fue el único capaz de hacerle sombra al campeón Shaun White durante su época dorada. Kevin sufrió una caída tratando de hacer un doblecork en el Halfpipe de Park City, Utah; le dejó inconsciente y tardó más de 3 años en recuperarse.
Siempre resulta interesante ver cómo alguien ama un particular tanto que no le importa jugarse la vida. Y resulta interesante porque normalmente cuando se va hasta el fondo de un particular se topa con el todo. En este caso, tenemos la ocasión de ver qué permite a Kevin recuperarse del accidente pero no solo físicamente sino también ver cómo recupera el protagonismo ante la vida para poder abrazarla.
Lo más valioso de la película es que aprenden (tanto Kevin como su familia) de la crisis por la están pasando. Es decir, que no se limitan a arrinconarse en su realidad y esperar que las cosas sucedan sino que se miden en primera persona y consiguen extraer una gran lección: que tras cualquier crisis que sufra una familia, si la miran adecuadamente, podrán no solo salir fortalecidos como familia sino descubrir que es la familia misma la mejor herramienta ante la crisis.
En este sentido, es precioso ver cómo uno de los hermanos de Kevin (con síndrome de Down) consigue entender mejor “su discapacidad[1]” gracias a la forma en la que Kevin lucha por recuperarse, primero físicamente y después mentalmente. Fundamental en todo este proceso es la labor de la madre y del padre, que dialogan de verdad con sus hijos; no aconsejándolos o prohibiéndoles (también se puede hacer veladamente) sino limitándose a contarles cómo se sienten ellos pero siempre respetando la libertad de sus hijos.
Este documental sirve para extrapolar un método de diálogo que tanto se echa en falta en el ámbito de la política o la religión, donde no parece posible que personas de distinta ideología política o credo religioso puedan compartir las grandes cuestiones comunes de la vida o encontrar puntos de encuentro. Pero, si no se logra en el ámbito íntimo de la familia, ¿cómo poder lograrlo fuera de ella?
Actualmente Kevin se dedica a viajar por todo el mundo contando su experiencia, advirtiendo sobre el riesgo de los deportes extremos y dando a conocer Love your Brain, una organización benéfica que se dedica a mantener viva la esperanza para personas con lesiones cerebrales como la que él sufrió. Kevin, gracias a su familia consiguió abrazar la realidad tal cuál la tenía delante y encontrar otro deporte de riesgo que no era el snowboard; ahora su deporte de riesgo es contar su experiencia y ver cómo, de forma cuasi milagrosa, consigue inspirar a muchas personas…
Gracias Kevin, gracias madre de Kevin.