Llamada a la calma: Hay que estar atentos, pero también permanecer abiertos, accesibles, destacan el primer ministro y el portavoz de los obispos
Un islamista radical de nacionalidad franco-argelina, fichado por los servicios antiterroristas franceses, fue arrestado en París el pasado domingo 19 de abril cuando se preparaba para atentar contra una o dos iglesias.
Está implicado también en la muerte por impacto de bala de una joven profesora de fitness llamada Aurélie Châtelain, cuyo cadáver fue hallado en la localidad francesa de Villejuif (Val-de-Marne), cerca de París, la mañana de ese mismo domingo.
El detenido es un estudiante de electrónica de 24 años que aparentemente estaba en contacto con un militante del grupo terrorista Estado Islámico en Siria, y tenía en proyecto un atentado “inminente” contra una iglesia de Villejuif.
Las investigaciones en su residencia y en su vehículo han permitido encontrar armas, vídeos y varios “documentos en lengua árabe referentes a las organizaciones terroristas Al Qaeda y Estado Islámico”.
Hoy jueves, el primer ministro francés, Manuel Valls, explicó que “ya han sido frustrados varios atentados; cinco, teniendo en cuenta el atentado que afortunadamente no se produjo en Villejuif hace unos días”.
Valls también precisó a France Inter que 178 lugares de culto católicos “se benefician de una protección específica”, del conjunto de los 45.000 que hay en Francia, y que las autoridades religiosas están “en contacto constante con el ministerio del Interior”.
Ayer miércoles, el primer ministro visitó las dos iglesias de Villejuif, posibles objetivos de atentados, junto al ministro del Interior y al obispo de Créteil, monseñor Michel Santier, y pronunció un sorprendente discurso en el que destacó la importancia de la religión católica para Francia y la gravedad de los hechos evitados.
“Querer atacar una iglesia es atacar un símbolo de Francia –declaró Valls-; es a la esencia misma de Francia a la que se apunta”.
“Los terroristas han querido sin duda golpear en el corazón para dividir y para destruir –continuó-. La respuesta es la unión, la unidad, la democracia, es vivir juntos y es la capacidad de responder como los franceses lo hicieron el pasado 11 de enero”.
Además, el ministro explicó: “Los fieles de religión católica deben poder practicar su culto, ir a misa en perfecta serenidad; por otra parte es la más bella y más fuerte de las respuestas que debemos dar al terrorismo que se dirige a Francia para dividir, estas son las palabras del presidente de la República este mañana en Consejo de ministros”.
“Francia tiene un patrimonio cristiano excepcional; sus catedrales, sus iglesias, sus capillas atraen a turistas, peregrinos, fieles por miles de todo el mundo –concluyó-. Este patrimonio debe ser protegido, pero siempre debe permanecer abierto, accesible”.
Por su parte, el portavoz de la conferencia episcopal de Francia, monseñor Ribadeau-Dumas, declaró este miércoles 22 de abril que “no hay razón para instaurar un clima de miedo”.
“Todavía estamos en la incertidumbre sobre algunos puntos de lo que ha pasado”, destacó recordando que unos 200 lugares de culto católicos de Francia ya están protegidos.
“Creo que lo importante es que unos y otros en las iglesias estén atentos, pero que al mismo tiempo mantengamos siempre este clima de acogida y de buena voluntad con los que todos los que entran en las iglesias”, añadió.
Contexto internacional
El intento de atentado, frustrado por casualidad, se enmarca en un contexto mundial de ascenso constante de los ataques anticristianos, desde Pakistán a Oriente Medio, y en menor medida en Europa.
“La situación internacional –reconoció monseñor Ribadeau-Dumas-, muestra que en todo el mundo los cristianos son tomados como objetivo”.
“Sin embargo no por ello hay que ceder a un clima de miedo; personalmente defiendo el apaciguamiento, la vigilancia”, dijo el portavoz del episcopado francés; “no miremos a los demás con desconfianza, seamos siempre acogedores”.
“Evidentemente, las iglesias deben permanecer abiertas –añadió-; son lugares de acogida, todos deben poder rezar en una iglesia, y si nos pusiéramos a desconfiar de cualquiera, esto me parecería contrario al mensaje del Evangelio”.