A dos sacerdotes de diferentes diócesis de la provincia de Córdoba, Argentina, se les retiraron sus licencias para el ejercicio del ministerio sacerdotal por postularse para cargos públicos.
El Código de Derecho Canónico, en el capítulo referido a las obligaciones y derechos de los clérigos, afirma que “les está prohibido a los clérigos aceptar aquellos cargos públicos que llevan consigo una participación en el ejercicio de la potestad civil” (Canon 285, inciso 3).
Además, afirma que “no han de participar activamente en los partidos políticos ni en la dirección de asociaciones sindicales, a no ser que según el juicio de la autoridad eclesiástica competente, lo exijan la defensa de los derechos de la Iglesia o la promoción del bien común” (Canon 287, inciso 2).
También el Catecismo tiene referencias al respecto, que fueron citadas por el comunicado de la diócesis de Villa de la Concepción de Río Cuarto explicando el retiro de las licencias al presbítero Gabriel Rodríguez Martina, candidato a intendente.
El obispo de esta diócesis monseñor Adolfo Uriona explicó que: “la Iglesia valora la actividad política como búsqueda del bien común y expresión de la caridad. Sin embargo considera que esta ‘tarea forma parte de la vocación de los laicos, que actúan por su propia iniciativa con sus conciudadanos’”.
El obispo citó así el punto 2442 del Catecismo, que afirma además que “no corresponde a los pastores de la Iglesia intervenir directamente en la actividad política y en la organización de la vida social”.
En la diócesis de Cruz del Eje se presentó un caso similar al de Río Cuarto, y al presbítero Enrique Maldonado, candidato a legislador en el departamento de Pocho, también le fueron retiradas las licencias.
El presbítero Maldonado, que al igual que el Rodríguez Martina no pierden su estado sacerdotal aunque le son retiradas las licencias para ejercer su ministerio, era párroco de San Pedro, parroquia alguna vez conducida por el beato Cura Brochero.
Su obispo monseñor Santiago Olivera expresó su dolor y su sorpresa “porque es contradecir el compromiso sacerdotal que prometió para toda su vida, servir a su pueblo, en la Iglesia, respetando y obedeciendo al obispo. Yo tolero esto, pero le quito la licencia para ser sacerdote por esta iniciativa suya, de la cual no estoy en nada de acuerdo y creo que se equivoca porque nosotros fuimos formados para pastores y no para políticos”.
Y monseñor Olivera completó: “Un pastor en ejercicio de su ministerio y en favor de su pueblo, puede hacer mucho. Se puede hacer mucho celebrando la Eucaristía, se puede hacer mucho bendiciendo, se puede hacer mucho perdonando los pecados, esto no lo puede hacer ningún laico, pero sí los laicos pueden participar en la política".
"Lo que deja de hacer el padre Quique no lo puede hacer un laico, lo que está por hacer el padre lo puede hacer un laico -recordó-, no hay nadie que pueda confesar y perdonar los pecados más que un sacerdote y es una pena entonces que haya un cura menos para servir a nuestro pueblo de verdad”.
Hoy celebramos a...