A primera vista es una iglesia como las demás. Pero mirándolo bien, este monumento reserva muchas sorpresas. El grupo de arquitectos Gijs Van Vaerenbergh está en el origen de esta inusual construcción y ha logrado crear un monumento inédito y lleno de misterio, un verdadero espejismo que se transforma en función del ángulo desde el que se mira.
Esta obra de arte titulada Leyendo entre líneas es la reproducción exacta de la iglesia local que se encuentra al fondo.
La iglesia se disuelve en el paisaje hasta dar la ilusión de estar suspendida más allá de la línea del horizonte.
No, no es una multitud de fieles que salen de misa, sino curiosos fascinados por la magia del monumento.
Según la perspectiva del observador, la iglesia puede ser percibida como una construcción con masa o al contrario como ladrillos desunidos que parecen levitar.
La iglesia y el paisaje se asocian para formar juntos una obra única.
La obra de arte se compone de 30 toneladas de acero y de dos mil columnas construidas sobre una base de hormigón.
La alquimia del lugar parece incluso influir en sus visitantes.
No es sólo el ángulo de vista lo que modifica el aspecto del monumento, sino también la luz del sol.
El edificio no tiene vocación religiosa, y sin embargo se percibe casi una dimensión espiritual.
¿Dónde está la parte superior y la inferior? ¿Estamos en el interior o en el exterior? Difícil de adivinar…
Hoy celebramos a...