Sobre genocidio e ingreso en la Unión Europea: esto pensaban los predecesores de Bergoglio
El Europarlamento ha aprobado por amplia mayoría una resolución que pide a Turquía que reconozca “el genocidio” de los armenios cristianos ante la conmemoración del centenario el próximo 24 de abril.
En el Aula de Bruselas se han aprobado también dos enmiendas del Movimiento 5 Estrellas que elogian la clamorosa “declaración hecha el 12 de abril de 2015 por Su Santidad Papa Francisco” sobre la masacre sistemática causada por los turcos musulmanes en los años entre 1915 y 1917, que ha provocado reacciones furiosas por parte del gobierno de Ankara. También ayer, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan rechazó la petición de los eurodiputados y apunto de nuevo a la posibilidad de expulsar de su país a casi 100.000 trabajadores inmigrantes armenios.
El Europarlamento recuerda que “los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar en los años 1915-1917 a costa de los armenios en territorio del imperio otomano constituyen un genocidio según la Convención para la prevención y la represión del crimen de genocidio”.
Antes aún que Bergoglio, sus dos predecesores, Wojtyla y Ratzinger, habían intervenido sobre la "cuestión turca" con tonos claros y perentorios.
La declaración de Wojtyla
Baste pensar que el 9 de noviembre de 2000, el Papa Juan Pablo II y el Catholicos Karekin II, jefe de la Iglesia apostólica armenia, firmaban en Roma un “comunicado conjunto” en el que se hablaba explícitamente del “genocidio armenio”:
“Los jefes de las naciones ya no temían a Dios ni sentían vergüenza ante el género humano. El siglo XX ha sido marcado por una violencia extrema. El genocidio armenio, a principios de siglo, constituyó un prólogo a los horrores que iban a seguirle. Dos guerras mundiales, innumerables conflictos regionales y campañas de exterminio deliberadamente organizadas que quitaron la vida a millones de fieles”.
La iniciativa provocó una durísima reacción diplomática de Turquía (Vatican Insider, 13 abril).
"Gran Mal"
El 26 de septiembre de 2001, durante su viaje a Armenia, el Papa Wojtyla evitó en sus discursos públicos pronunciar directamente la palabra “genocidio”, pero usó, en la oración que recitó, la expresión Metz Yeghérn, “Gran Mal”, es decir, la misma usada por el pueblo armenio para definir la tragedia que tuvo lugar a principios del siglo XX.
Durante la visita al memorial de Tzitzernakaberd, complejo arquitectónico construido en Yerevan en recuerdo de las víctimas armenias muertas en 1915, el pontífice rezó con estas palabras:
“Oh Juez de vivos y muertos, ¡ten piedad de nosotros! Escucha, oh Señor, el lamento que se eleva de este lugar, la invocación de los muertos desde los abismos del Metz Yeghérn, el grito de la sangre inocente que implora como la sangre de Abel, como Raquel que llora a sus hijos porque ya no existen. Escucha, oh Señor, la voz del Obispo de Roma, que recoge la súplica de su predecesor, el Papa Benedicto XV, cuando en 1915 alzó la voz en defensa "del pueblo armenio gravemente afligido, llevado al umbral de la desaparición”.
Al final de la visita a Armenia, el Papa y Karekin II firmaron una segunda “declaración conjunta” (la segunda en dos años) en la que se usó esta expresión: “El exterminio de un millón y medio de cristianos armenios, que generalmente se define como el primer genocidio del siglo XX”.
Sin embargo, Wojtyla no era contrario a la entrada de Turquía en la UE: En "Por qué es santo: El verdadero Juan Pablo II contado por el postulador de la Causa de Beatificación", Slawomir Oder y Saverio Gaeta recuerdan que, hablando con un importante líder político sobre el ingreso de Turquía en la Unión Europea, Wojtyla dijo: “Si tuviéramos que mirar a la Historia, no deberíamos esperar mucho de bueno, pero debemos mirar al futuro y a la necesidad de evitar que prevalezcan los egoísmos y fanatismos de marca religiosa”.