Yemen está viviendo una guerra civil que ha adquirido dimensiones internacionales. Un conflicto interno sacude esta República (el país más pobre de Arabia) desde 2014. En marzo 2015 se ha desencadenado una guerra civil, que se ha internacionalizado con la participación de Arabia Saudita.
Hay operaciones militares lideradas por Arabia Saudita para derrotar a los rebeldes hutíes que han tomado el control del país, derrocando al gobierno. Han muerto 140 personas en sólo 24 horas, la mitad en Adén, segunda ciudad del país.
Combaten rebeldes chiítas houtíes y militares fieles al Gobierno. Estos tienen el apoyo de Riad, de Arabia Saudita.
Saná, la capital, está cerrada: los comercios no han abierto sus puertas y las calles están solitarias. La operación “Tormenta decisiva”, por parte de aviones de Arabia Saudita, inició el Jueves Santo en la capital.
Los ataques sauditas están dirigidos a los rebeldes hutíes de Yemen. Estos son presuntamente aliados de Irán. Han tomado el control del país.
Yemen significa “perla desconocida” de la península arábiga. El país, de estremecedora belleza, tiene el islam como religión principal. La capital es Sanaa y viven en el país 21 millones de personas. Son exportadores de petróleo, algodón, café y pescado.
La población de Yemen es mayoritariamente musulmana. Un 53% son suníes y un 46’9% chiíes. Los primeros tienen el apoyo de Arabia Saudita. Los segundos, de Irán.
En 2011 le llegó el viento de la Primavera Árabe y se logró echar al presidente y dictador, Alí Abdula Saleh. Llevaba tres décadas en el poder. Unas elecciones llevaron al poder a Abd-Rabbu Mansour Haidi, que intentó una transición pero no lo logró, y ahora ha sido derrocado por los rebeldes hutíes.
Lejos queda el reino de Saba y la ruta de las especias que hicieron famoso este trozo de tierra.
© Google Maps
10 datos sobre los rebeldes hutíes
Se llaman Ansar Allah (Partidarios de Dios)
Conocidos como houtíes o hutíes
Son una tribu: musulmanes zaydíes
Liderados por la familia Al Huthi.
Este movimiento es nuevo, como el Yemen.
Surgen en los años noventa
En 2004 se rebelan ya contra el gobierno del país, que ahora han logrado derrocar.
Sus enemigos son Estados Unidos e Israel
Están en contra del wahhabismo de Arabia Saudita
Están vinculados a Irán y a Hezbollá, aunque lo desmienten.
Al Qaeda se ha sumado al conflicto de los hutíes. Este movimiento terrorista ha visto en Yemen un buen lugar para sus bases, después que las de Afganistán y Pakistán hayan sido cerradas. El Gobierno, frágil e incapaz de dominar las demandas tribales, no ha logrado hacerle frente.
Qué dice la Iglesia católica
El vicario apostólico en Arabia del Sur, el arzobispo suizo Paul Hinder, ha reconocido a Aleteia que a pesar de que “Yemen es un país maravilloso y los yemeníes son personas fascinantes con una larga e impresionante historia, luchas de poder internas y la interferencia del exterior han llevado al colapso del orden estatal y a una guerra civil”.
La guerra civil ha creado enemigos entre familias. Una persona, en Adén (segunda ciudad yemení), le dijo al arzobispo Hinder: "Estoy seguro, ni siquiera un yemení será capaz de distinguir quién es quién en este conflicto. Un factor común es que todos estos grupos tienen un arma de fuego, de tamaño variable,forma, color y capacidad destructiva. No es fácil identificar a los grupos".
Según informa la agencia misionera Misna, “la situación humanitaria empeora de hora en hora y en los hospitales faltan los elementos necesarios para curar a los centenares de heridos, mientras el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se esfuerza por distribuir ayudas. Ya ha aterrizado el primer avión, aunque no es fácil el aterrizaje en Saná, la capital. Estamos hablando de 48 toneladas de medicinas.
Los Estados Unidos no han sido capaces de evacuar a sus ciudadanos (los aeropuertos están cerrados) y los exhortan a salir por mar con barcos de otros países. La mayoría de embajadas han pedido a su gente que abandone el país, y una media de 600 personas está embarcando a diario.
Las personas están confundidas, menos las Misioneras de la Caridad (Hermanas de Santa Madre Teresa), que tienen claro que no se van a ir. Atienden a 360 personas con graves discapacidades y han decidido quedarse. Están viviendo en medio de la violencia y la crueldad como signo de “amor, paciencia y reconciliación”, apostilla monseñor Hinder.
“Allí donde el odio prevalece, continúan sonriendo y dando consuelo a personas que ni siquiera se dan cuenta de lo qué está pasando”, explica.
Los cristianos que viven en Yemen son muy pocos, principalmente indios y filipinos. “Los pocos que todavía se quedan, merecen nuestra solidaridad en la oración. Están perseverando en una situación muy peligrosa y estresante”, recuerda el vicario apostólico.
Monseñor Hinder apela a la solidaridad internacional: “Donde quiera que haya una posibilidad para ayudar a la gente de Yemen a través de vías apropiadas, no hay que dudar en hacerlo”.
Hoy celebramos a...