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Mapa de cristianos perseguidos en el siglo XXI

Christian persecution 01 – es

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Javier Ordovás - publicado el 07/04/15

Cifras muy dolorosas, semillas de santidad

Parece que los humanos no acabamos de extraer toda la experiencia que nos da nuestra propia historia. Nunca hubiéramos pensado que se volviera a repetir lo que vivieron los primeros cristianos, o las guerras entre religiones, o la matanza racista-religiosa de la segunda guerra mundial pero, nos encontramos, cuando más cerca nos creíamos de la paz y con un altísimo desarrollo de civilización, en plena explosión de cruel persecución religiosa.

Es necesario que la sociedad esté informada, que los cristianos no ignoremos la envergadura del problema pero, no para “echar leña al fuego”, ni para provocar reacciones que eleven el nivel de violencia, sino para responder cristianamente, que incluye fortaleza, dignidad y exigencia. El Papa Francisco está liderando esa reacción universal. 

Todos esos cristianos actualmente perseguidos y martirizados deben ser para nosotros un revulsivo contra nuestra comodidad y mediocridad.

De un estudio realizado por Javier Rupérez, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, extraemos los siguientes datos que nos describen un mapa sorprendente y difícil de mantener actualizado, por la vitalidad y actualidad del problema.

Los números de las víctimas

Cuando se contempla el mapamundi y en él se sitúan las zonas coloreadas que corresponden a la intolerancia practicada contra los cristianos, nos encontramos con un panorama abrumador: gran parte del África subsahariana, toda la costa mediterránea de ese continente, el Oriente Medio, el Golfo Pérsico y todo el continente asiático hasta las mismas orillas rusas y chinas del Pacífico están poblados por países y sociedades en los que en diversa pero confirmada medida, el cristianismo sufre acoso.

No es en absoluto exagerado afirmar lo que tantos ahora, en el cristianismo y fuera de él, piensan y a veces dicen: los cristianos en el mundo, más que ninguna otra comunidad religiosa, constituyen hoy en día un grupo perseguido y amenazado, urgentemente necesitado de protección y ayuda.

“La Cristiandad hoy en día, a diferencia de hace un siglo, es una religión global”.

En total la población cristiana del mundo alcanza los 2,18 mil millones de habitantes, que representa casi un tercio de los 6,9 mil millones de la población total. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16,15-20).

Es posible que el mayor número de víctimas producidas por la intolerancia religiosa provenga, sobre todo, de las producidas por musulmanes sobre otros musulmanes, en la permanente y sangrienta pendencia entre chiítas y suníes.

Sin olvidar las que las minorías musulmanas en Rusia o en China sufren a manos de los correspondientes gobiernos, los bahais a manos del chiísmo iraní, los tibetanos del comunismo chino o los judíos allí donde pervive el antisemitismo.

La lista es larga y conduce a una conclusión inevitable: por desgracia la intolerancia religiosa condiciona todavía los comportamientos de importantes sectores gubernamentales y sociales de la población universal.

Según Open Doors, una organización americana protestante dedicada al seguimiento de las persecuciones de los cristianos en el mundo y a la difusión global de la Biblia, en la actualidad el 75% de la población mundial estaría viviendo en países con serias restricciones al ejercicio de la libertad religiosa y cien millones de cristianos, que equivaldrían a un poco menos del 5% del total, sufrirían persecución en más de sesenta países. 

Esos datos coinciden en lo esencial con los publicados en el detallado estudio del Pew Research Center sobre restricciones globales a la religión correspondiente al año 2011. 

La International Society for Human Rights, una ONG domiciliada en Fráncfort, Alemania, estima que el 80% de la discriminación religiosa que actualmente tiene lugar en el mundo está dirigida contra los cristianos. 

Y de acuerdo con el Center for the Study of Global Christianity del Gordon Conwell Theological Seminary, una institución evangélica situada en South Hamilton, Massachusetts, más de 100.000 cristianos han sido asesinados cada año de los trascurridos entre 2000 y 2011, lo que supondría la muerte de once cristianos cada hora durante ese periodo.

La evidencia empírica disponible, aun con sus imperfecciones, abona la convicción de que los cristianos están sufriendo hoy una persecución insidiosa en una buena parte del mundo, constante y en muchos casos letal. 

Y Open Doors en su lista de los 50 países del mundo que en 2012 atentaron específicamente contra los ciudadanos pertenecientes a confesiones cristianas, ofrece cuatro categorías: 

“Persecución extremada”: Corea del Norte, Arabia Saudita, Afga-nistán, Irak, Somalia, Maldivas, Mali, Irán, Yemen, Eritrea, Siria.

“Persecución severa”: Sudán, Nigeria, Pakistán, Etiopía, Uzbekistán, Libia, Laos, Turkmenistán, Qatar, Vietnam, Omán, Mauritania.

“Persecución moderada”: Uganda, Kazajistán, Kirguistán, Níger, Tanzania, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Brunei, Bután, Argelia, Túnez, la India, Myanmar, Kuwait, Jordania, Bahréin, Territorios Palestinos, China, Azerbaiyán, Marruecos, Kenia, Comoras, Malasia.

 “Persecución escasa”: Yibuti, Tayikistán, Indonesia, Colombia.

El mismo autor hace la  recomendación de que las distintas confesiones religiosas realicen  denuncias conjuntas ante distintos organismos nacionales  e internacionales y que  lo hagan con fuerza y sin complejos, buscando de manera inmediata la solidaridad de todas las confesiones cristianas, todas igualmente amenazadas, en la consecución de un mensaje poderoso y común. Esa renovación ecuménica bien se podría ver acompañada con la presencia de confesiones no cristianas potencialmente amenazadas por las mismas persecuciones. Denuncia profética ante los que practican la persecución, los que la alientan, los que la permiten o los que la comprenden.

Porque los cristianos están sufriendo y muriendo en muchas partes del mundo. Y con ellos la libertad. 
El silencio, como bien decía David Harris, no es remedio. 

Y como predicaba el pastor protestante alemán Martin Niemoller:

“Primero vinieron a buscar a los comunistas, y no dije nada porque no era comunista.
Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas, y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos, y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí, pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada.”

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