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Soy llorona y sentimental, ¿será que tengo depresión?

A woman with a doctor – es

© Alexander Raths/SHUTTERSTOCK

Psiconlinews - publicado el 29/03/15

“Estamos ‘patologizando’ los sentimientos femeninos”, afirma psiquiatra

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Las mujeres son temperamentales. Por el diseño evolutivo, ellas fueron modeladas para ser sensibles al ambiente, empáticas a las necesidades de los hijos e intuitivas sobre las intenciones de sus compañeros. Esto fue fundamental para nuestra sobrevivencia y la de nuestros descendientes. Algunas investigaciones sugieren que las mujeres son frecuentemente mejores para articular sus sentimientos que los hombres, porque el cerebro femenino desarrolló más las capacidades vinculadas al lenguaje y la memoria.

Estas son observaciones enraizadas en la biología y no se destinan a engendrar cualquier tipo de ideología pro o antifeminista. Pero tienen implicaciones sociales. La emotividad de las mujeres es una señal de salud y no de enfermedad; es una fuente de energía. Pero estamos bajo presión para contener nuestras vidas emocionales. Fuimos enseñadas a pedir disculpas por nuestras lágrimas, a suprimir nuestra rabia y miedo bajo riesgo de ser llamadas histéricas.

La industria farmacéutica juega con este miedo, teniendo como objetivo a las mujeres en una avalancha de publicidad, en talk shows y revistas. Nunca se ha visto a tantas personas tomando medicamentos psiquiátricos y, por mi experiencia, ellas están manteniéndose medicadas durante mucho más tiempo del que pretendían. Las ventas de antidepresivos y ansiolíticos han crecido mucho en las últimas décadas, pero recientemente fueron superados por un antipsicótico, el Abilify, que es el Best Seller de todas las drogas en Estados Unidos (todas las drogas, y no sólo las psiquiátricas).

Como psiquiatra desde hace 20 años, tengo que decirle que eso es una locura.

Por lo menos una de cada cuatro mujeres en Estados Unidos lleva consigo una medicación psiquiátrica, en comparación con uno de cada siete hombres. Las mujeres tienen casi dos veces más probabilidades de recibir un diagnóstico de depresión o trastorno de ansiedad que los hombres. Para muchas mujeres, estas drogas mejoran considerablemente sus vidas. Pero para otras éstas no son necesarias.

El aumento en la prescripción de medicamentos psiquiátricos, muchas veces por médicos de otras especialidades, está creando un nuevo concepto de normal, fomentando que más mujeres busquen ayuda química. Si una mujer necesita estos medicamentos, debe ser una decisión médica, y no una respuesta a la presión del marido y del consumismo.

El nuevo concepto de “normal medicado”, contradice la dinámica biológica de las mujeres; cerebro y cuerpo químico trabajan en conjunto. Para simplificar las cosas, piense en la serotonina como el producto químico “Está todo bien” en el cerebro. Toma mucho este producto y no te importará nada; por otro lado, con poca cantidad, todo parecerá un problema para corregir.

Los días previos a la menstruación, cuando la sensibilidad emocional está a flor de piel, las mujeres puede sentirse más irritadas o insatisfechas. Yo les digo a mis pacientes que los pensamientos y sentimientos que surgen durante esta fase son genuinos y, tal vez, sea el mejor periodo para volver a evaluar el resto del mes, cuando sus niveles de hormonas y neurotransmisores estén más propensos a acomodarse a las exigencias de las personas y necesidades.

Los antidepresivos más comunes, los cuales son también utilizados para tratar la ansiedad, son los inhibidores selectivos de recepción de serotonina (SSRIs) que aumentan la transmisión de la serotonina. Los SSRIs mantienen las cosas “Está todo bien”. Pero, bueno de más no es bueno. Sin embargo, la serotonina puede alargar su mecha corta y acabar con sus miedos, pero también adormecerla, física y emocionalmente. Estos medicamentos frecuentemente dejan a las mujeres menos interesadas en el sexo.

Los SSRIs tienden a neutralizar más los sentimientos negativos más que aumentar los positivos. Con un SSRI puede probablemente no ir saltando con una sonrisa en la cara; éste sólo la hará ser más racional y menos emocional. Algunas personas también han dicho sentir menos otras características humanas: empatía, irritación, tristeza, sueños eróticos, creatividad, rabia, expresión de sentimientos y preocupación.

Obviamente, existen situaciones en que los medicamentos psiquiátricos son necesarios. El problema es que muchas personas realmente enfermas permanecen sin tratamiento, principalmente a causa de factores socioeconómicos. Mientras que las personas que no necesitan estos medicamentos intentan medicar una reacción normal a un conjunto de factores de stress no natural: viven con cantidades insuficientes de sueño, luz del sol, nutrientes, movimiento y contacto social; factores cruciales para nosotros, primates sociales.

Si los niveles de serotonina de las mujeres son constate y artificialmente elevados, corren el riesgo de perder la sensibilidad emocional, con sus fluctuaciones naturales, modelando un equilibrio hormonal más masculino, estático. Este embotamiento emocional incentiva a las mujeres a adoptar comportamientos que son normalmente aprobados por hombres: parece ser invulnerable, por ejemplo, es una postura que puede ayudar a una mujer a crecer en negocios dominados por hombres. Estudios con primates mostraron que una dosis de S.S.R.I. puede aumentar comportamientos de dominio social, elevando el status de un animal en la jerarquía.

Pero ¿a qué costo? Tuve una paciente que llegó a mi consultorio en lágrimas, diciendo que necesitaba aumentar su dosis de antidepresivo, porque no quería que la vieran llorando en el trabajo. Después de analizar el motivo para que estuviera abrumada – su jefe la traicionó y la humilló frente a su equipo – decidimos que era necesario una serena confrontación con el jefe, y cortamos la medicación.

La revisión de los registros muestran consistentemente que los médicos son más propensos a recetar medicamentos psiquiátricos a las mujeres que los hombres, especialmente a mujeres entre 35 y 64 años. En algunas mujeres en esta franja de edad los síntomas de premenopausia se pueden parecer a los de una depresión, incluso las lágrimas son comunes.

Llorar no es sólo un síntoma de tristeza. Cuando estamos con miedo, o frustrados, cuando vemos una injusticia, cuando somos profundamente conmovidos por la acritud de la humanidad, lloramos. Y algunas mujeres lloran más fácilmente que otras. Eso no significa que sean débiles o estén fuera de control. En dosis elevadas, los SSRIs dificultan el llanto. También pueden promover la apatía y la indiferencia.

El cambio surge del malestar y la conciencia de que algo está mal; reconocemos lo que está bien sólo cuando lo sentimos. Si estar medicado significa ser complaciente, entonces eso no ayuda a nadie.

Necesitamos parar de rotular nuestra tristeza y ansiedad como síntomas desagradables y comenzar a apreciarlos comos una parte saludable, adaptable de nuestra biología.

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