Lectio Divina: Viernes V semana de Cuaresma Ciclo B

Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén

 10,31: Los judíos tomaron piedras para apedrearlo.
  10,32: Jesús les dijo:
   —Por encargo del Padre les hice ver muchas obras buenas: ¿por cuál de ellas me apedrean?
  10,33: Le contestaron los judíos:
   —Por ninguna obra buena te apedreamos, sino por la blasfemia, porque siendo hombre te haces Dios.
  10,34: Jesús les contestó:
   —¿No está escrito en la ley de ustedes: Yo les digo: son dioses? 10,35: Si la ley llama dioses a aquéllos a quienes se dirigió la Palabra de Dios, y la Escritura no puede fallar,10,36: ¿cómo dicen: Tú blasfemas al que el Padre consagró y envió al mundo, porque dijo que es Hijo de Dios?
  10,37: Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. 10,38: Pero si las hago, crean en las obras aunque no me crean a mí, así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre.
  10,39: [Entonces] intentaron arrestarlo de nuevo, pero él se les escapó de las manos.10,40: Pasó de nuevo a la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba en otro tiempo, y se quedó allí.
  10,41: Acudieron muchos a él y decían:
   —Aunque Juan no hizo señal alguna, todo lo que dijo de éste era verdad.
  10,42: Y allí, muchos creyeron en él.

BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO

El camino cuaresmal va llegando a su fin, la gran semana que cambio la historia de la humanidad esta cerca, es por ello que podemos observar que las lecturas de estos días muestran la relación y dialogo exasperado con los Judíos, la “hora” de Jesús esta cerca.

El evangelio de hoy, comienza con un hecho de violencia de los judíos para con Jesús, “tomaron piedras para apedrearlo”. Jesús podría haber esquivado la situación y retirarse, pero elige preguntar cual es la causa para ser apedreado, se pregunta si acaso se debe a las obras buenas que realiza y que les hacía ver.

A los judíos las obras buenas le daban igual, a lo sumo los milagros generaban cierta conmoción entre ellos, pero lo que verdaderamente les molestaba era lo que para ellos significaba una blasfemia: que siendo hombre, sea haga pasar por Dios.

Jesús responde recurriendo a la Ley, la escritura llama “dioses” a los jueces, porque “el Juicio pertenece a Dios”. Por lo tanto, Jesús razonando, concluye que si no es blasfemia llamar “dioses” a los jueces, mucho menos lo es que el enviado del Padre se llame a sí mismo Hijo de Dios.

Jesús de Nazaret sigue siendo un desconocido para la mayoría del pueblo de Israel, son distintas las ideas que se tienen de su persona, a pesar de su palabra y de sus obras, no pueden entender que es el Mesías, el Señor a quien el pueblo depositaba su esperanza.

Este encuentro como hemos dicho, comenzó con un trato violento, y de la misma forma finalizo, es la hora de la Cruz y del dolor que se acerca a Jesús. Pero aún esta no era su “hora”, por lo que se alejó y volvió al otro lado del Jordán, allí muchos se acercaron a él, y con un corazón disponible creyeron.

Nos preguntamos para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:

1. ¿Hay en mí vida personal, situaciones en las que levanto el dedo acusador? ¿Contra quienes? ¿Me ocurre esto tambien en mi comunidad parroquial? ¿Debería escuchar, y dialogar, en vez de elegir el camino de la acusación?
2. ¿Examino cuales de mis obras, palabras, gestos no están iluminados en la persona de Jesús, y cuales sí? ¿Reflexiono/é, en esta cuaresma sobre mis objetivos, cuales logré cumplir? ¿Cuáles no? ¿Qué debería mejorar para prepararme espiritualmente mejor a la Pascua de resurrección?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.

• Gracias Señor por tu amor, que cambia mi vida, todos los días.
• Señor que pueda aprender a  perdonar, y a amar a todos, sin distinción.
• Te pido por aquellas personas a quienes anunciaré tú Palabra, para que la escuchen y acepten con un corazón dispuesto.

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:

"El Padre está en mí y yo en el Padre" (Versículo 38)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación.

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Mi agradecimiento por creer en Jesús, se manifiesta con llevar la alegría cristiana a los demás. Que los demás puedan conocer también a Cristo por mi alegría y testimonio de encuentro con Cristo.

Por el Hno. Ricardo Grzona, frp y Cristian Buiani