Es posible crear pequeñas iniciativas que pueden cambiar el mundo
Fue hace 10 años. Un grupo de fieles de la parroquia de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora de Alcorcón viajaba, en una experiencia de misión veraniega, hasta el reparto William Fonseca, una barriada de la ciudad de León en Nicaragüa.
Allí se encontraron con niños desnutridos, una concepción hostil de la familia, un paro estructura, diversos problemas con el alcohol y reyertas constantes. ¿Qué podemos hacer? Se preguntaron. Durante ese verano ayudaron al sacerdote del lugar con las tareas pastorales. Volvieron a España, pero su corazón quedó en Nicaragüa.
Todo lo que habían vivido en ese verano les marcaría para siempre y antes de volver a España, dieron el poco dinero que llevaban encima al sacerdote y a dos laicos colaboradores con la intención de que dieran de comer a los niños con una situación más complicada. Aún así no era suficiente. Podrían hacer aún más.
Por eso, cuando llegaron a su parroquia, cuando llegaron a Madrid decidieron poner en marcha la Asociación “Pan de Vida para Nicaragüa”. Consiguieron 100 socios y envían 5.000 euros mensuales directamente a los responsables del proyecto. Teatros, mercadillos, pequeñas campañas, cualquier excusa es buena para recaudar dinero para los niños nicaragüenses.
10 años después, 180 niños comen cada día en el comedor; 25 niños asisten a una guardería de apoyo para las madres trabajadoras y 110 niños van a un colegio de secundaria, paliando así las grandes dificultades de los niños de la barriada. Debido a la devaluación del dólar en Nicaragüa, los 5.000 euros mensuales que siempre han enviado no son suficientes para atender a todas esas necesidades.