Se necesita valor por parte de los padres para proponer a sus hijos un estilo de vida sobrio y templado
“No es nada lógico dar a mis hijos todo lo que me piden. Si lo hiciera, me convertiría en un “padre guay”, pero esta expresión me parece sinónimo de “padre cómplice”. Estaría colaborando con su falta de sobriedad. Pienso que nosotros, papás, necesitamos la virtud de la fortaleza para no transigir con los caprichos de nuestros hijos”.
Sabias palabras pronunciadas por un papá de una familia numerosa. Actualmente, se necesita valor por parte de los padres para proponer a sus hijos un estilo de vida sobrio y templado. Un estilo de vida que no está para nada de moda.
En primer lugar, lo deben hacer con el propio ejemplo. Ya lo dijo el famoso dicho: “quien no vive lo que enseña, no enseña nada”. Además de eso, solamente si los padres son sobrios entienden que la sobriedad es un bien de enorme valor para sus hijos.
En segundo lugar, es necesario dar a los hijos razones válidas por las cuales vale la pena vivir un estilo de vida semejante. Siendo concientes de que los mensajes que los hijos reciben todos los días en la publicidad, en los medios de comunicación, de los compañeros de la escuela van, generalmente, en sentido contrario: ¡cuanto más consumas, más feliz serás!
Razonar con los hijos con paciencia. Que cada hijo comprenda que es amado por lo que es, no por lo que tiene o por su “imagen”. Crear una atmósfera familiar en la que se note lo verdaderamente importante que son las personas y no las cosas.
Un punto de suma importancia en este esfuerzo educativo es estimular la generosidad de los hijos con los más necesitados. Hacerles entender que, generalmente, sólo una persona que es sobria y templada, logra tener sensibilidad ante las necesidades de los demás y fortaleza para ayudarlos con generosidad.