Lectio Divina: Sábado IV semana de Cuaresma Ciclo B

Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén

 7,40: Algunos de la gente, al oír estas palabras, decían:
   —Éste es realmente el profeta.
  7,41: Otros decían:
   —Éste es el Mesías.
   Otros preguntaban:
   —¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? 7,42: ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de David?
  7,43: La gente estaba dividida a causa de él. 7,44: Algunos intentaban arrestarlo, pero nadie se atrevió a hacerlo.

  7,45: Cuando los guardias volvieron, los sumos sacerdotes y los fariseos les preguntaron:
   —¿Por qué no lo han traído?
  7,46: Ellos contestaron:
   —Jamás hombre alguno habló como habla este hombre.
  7,47: Replicaron los fariseos:
   —¿También ustedes se han dejado engañar? 7,48: ¿Quién de los jefes o de los fariseos ha creído en él? 7,49: Sólo esa maldita gente, que no conoce la ley.
  7,50: Nicodemo, uno de ellos, que había acudido a Jesús en otra ocasión, les dijo:
  7,51: —¿Acaso nuestra ley condena a alguien sin haberlo escuchado antes para saber lo que hizo?
  7,52: Le contestaron:
   —¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas.
  7,53: [[Y cada uno se marchó por su lado.
BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO

Ante la persona de Jesús, se genera toda una situación de confrontación acerca de quien es, para algunos un profeta, para otros el Mesías que tanto esperaban. Y por otro lado se discutía su origen, si pertenecía o no al linaje de David, como establecía la escritura, y si era posible que un “profeta” surgiera de Galilea. Esto llevo a una gran división entre la gente, cada uno tenía su argumento sobre quien era Jesús.

Los guardias del pueblo, se dirigen a las autoridades, es decir a los sumos sacerdotes y fariseos, a exponer la situación. Se dirigen a ellos porque les preocupaba la creciente aceptación de Jesús en el Pueblo. La pregunta de los sumos sacerdotes fue “¿Por qué no lo trajeron?”, y los guardias respondieron “Nadie hablo jamás como este hombre”. En el fondo los guardias tambien percibían en Jesús un ser extraordinario, aunque el deber los obligo a presentarse.

Al escuchar la respuesta de los guardias, las autoridades se crisparon más todavía, “¿También ustedes se han dejado engañar?”, los fariseos querían saber además quienes seguían a Jesús. Y a quienes creían y seguían a Jesús, los acusan de manditos, e ignorantes de la Ley.

Nicodemo estaba allí presente, recordemos que era un notable en los judíos y había tenido una larga conversación con Jesús, recurre a la Ley, y pregunta a las autoridades si es licito juzgar a alguien sin escucharlo. Los fariseos no responden la pregunta, sino que la evaden, preguntando si Nicodemo tambien es un Galileo, y haciendo recordar que según las escrituras de Galilea no surge ningún profeta. Es importante tener en cuenta la actitud de Nicodemo, que es capaz de alzar la voz para defender a Jesús, y lo hace ante las autoridades.

Nos preguntamos para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:

1. También hoy se generan alrededor de Jesús, distintas interpretaciones su persona y misión ¿Cuáles? ¿También sucede dentro de mi comunidad parroquial? ¿Aporto luces para esclarecer la imagen de Jesús, y que pueda ser bien conocido, o me quedo callado?
2. Medito sobre la persona de Nicodemo. ¿Si en el lugar de Nicodemo estaría yo, como hubiese actuado? ¿Ante situaciones injustas, actúo por más que quienes la ejerzan sean poderosos? ¿Entiendo que como cristiano es un deber apremiante anunciar y denunciar?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.

·       Gracias Señor por enseñarnos a ser justos, y actuar según la Ley del amor.
·       Señor que pueda anunciarte a mis hermanos, en todo tiempo y, lugar.
·       Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Añadimos unas intenciones de oración.

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:

«Jamás hombre alguno habló como habla este hombre» (Versículo 46)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación.

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Mi agradecimiento por creer en Jesús, se manifiesta con llevar la alegría cristiana a los demás. Que los demás puedan conocer también a Cristo por mi alegría y testimonio de encuentro con Cristo.

Hno Ricardo Grzona, frp y Cristian Buiani