Aleteia logoAleteia logoAleteia
miércoles 24 abril |
San Fidel de Sigmaringa
Aleteia logo
Actualidad
separateurCreated with Sketch.

Chappie y HAL 9000, la inteligencia disfuncional

2001: A Space Odyssey – movie – es

© Metro-Goldwyn-Mayer

Ramón Monedero - publicado el 20/03/15

O por qué al cine de ciencia ficción le sigue fascinando quienes somos, de dónde venimos y a dónde vamos

¿Qué nos hace ser inteligentes? O dicho de otro modo ¿Por qué una singular agrupación de células puede reflexionar sobre el amor, la vida, la muerte, nuestra existencia o sobre el mismísimo Dios? ¿Por qué somos capaces de crear edificios, automóviles, un rayo láser, un hermoso lienzo o una emotiva partitura?

Meditar sobre esa chispa que nos diferencia de un primate ha sido, y continua siendo, una de las reflexiones más apasionantes a las que puede enfrentarse un hombre. El cine, como siempre atento a lo que seduce al ser humano, ha encontrado en los robots la metáfora perfecta para hablar de la diferencia entre “estar y existir”. Para entendernos, una tostadora está pero no existe. HAL 9000, estaba y además existía.

El cine de ciencia ficción, que en el fondo siempre ha ejemplificado la santísima trinidad de la inquietud humana, quienes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, ha prestado una especial atención a ese click que nos diferencia de los animales. Y nada mejor para tratar de aislar esa esencia vital que nos hace ser humanos que rodearlo de metal y titanio para que de este modo destaque por mero contraste ¿Dónde podríamos contemplar mejor la chispa de la inteligencia que en un entorno inerte?

El estreno de Chappie solo incide en una cuestión –la de la inteligencia artificial- que ha sido tratada en infinidad de ocasiones en el cine. Pero tal vez, nunca se ha reflexionado sobre la cuestión y sobre la misma esencia que nos hace ser humanos, sobre quienes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, como en 2001.Una odisea en el espacio. La película de Stanley Kubrick, está basada en el relato de Arthur C. Clark, El centinela.

El film del director de Eyes Wide Shut arranca con la aparición de un extraño monolito cuando el hombre solo era un mono y provoca que los primates descubran la herramienta, una muy especial, un arma.  El monolito en cuestión aparecerá en tres ocasiones y cada vez que lo hace –agárrense a los machos- algo trascendente (en todo el amplio sentido de la palabra) va a ocurrir.

Hemos dicho que la primera vez provoca el descubrimiento de la herramienta, la segunda la inteligencia artificial y la tercera la celestial y definitiva comunión vital entre hombre y cosmos. 2001 se divide en tres partes y será en este último segmento cuando el film más se acerque a la abstracción. Sin embargo, el episodio menos abstracto –al menos en su punto de partida- y más lineal –desde un punto de vista narrativo- es el segmento dedicado a la inteligencia artificial de mano de la celebérrima computadora HAL 9000.

Una estación espacial en el espacio está gestionada por HAL 9000, acrónimo en inglés de “Heuristically Programmed Algorithmic Computer”, es decir “Computador algorítmico heurísticamente programado·. Atención al término “heurísticamente”, resumiendo mucho, cómo inventar, crear y resolver problemas en beneficio propio o del prójimo. Ésta es la finalidad de HAL 9000.

Sin embargo, en un momento dado, y sin mediar explicación, el ordenador central falla y empieza a preocuparse más por sí mismo que por el prójimo. Supervivencia es el primer síntoma “humano” que desarrolla HAL. Como consecuencia, el ordenador central comenzará a tomar las decisiones que más lo beneficien a él como individuo tratando de no despertar ningún tipo de sospecha a su alrededor.

Sin embargo alguien muere, se sospecha que HAL lo ha matado y se decide desconectarlo en una de las escenas más bellas y lacónicas del cine de ciencia ficción. Dave Bowman (Keir Dullea) extrae, en ingravidez, uno detrás de otro, los dispositivos que constituyen el cerebro de HAL. La computadora primero amenaza a Bowman, después le suplica y finalmente delira y muere.



De HAL (una simple, y posteriormente, inquietante luz roja) se ha dicho de todo y probablemente haya un montón de cosas más que decir. Sin embargo, hay algo que parece meridianamente claro y es que, en el momento en el que el ordenador toma conciencia “humana” lo primero que hace es matar. Curiosa reacción quizá porque, como han apuntado algunos, el ordenador únicamente se limita a reflejar la naturaleza humana. También se ha dicho que HAL es una especie de variación del monstruo de Frankenstein, un nuevo intento finalmente fallido del ser humano por alcanzar el fuego divino del conocimiento y crear vida.

En cualquier caso lo que parece claro es que HAL 9000 fue un error aunque hay dos cuestiones que invitan a la reflexión. Primera, ¿quién es más malo, la computadora o el ser humano que “mata” a la computadora? Y segunda, el ser humano es inimitable, especialmente en lo que se refiere a su capacidad para crear, en su capacidad heurística. Confeccionar una inteligencia artificial capaz simplemente de ordenar o incluso de matar es fácil, lo complicado es generar una inteligencia capaz de concebir, de crear. Por esta razón y hasta nuevo aviso, la inteligencia artificial siempre seguirá siendo una inteligencia disfuncional. Estamos avisados.

Tags:
cinegrandes producciones
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.