Nota ante la próxima Jornada por la Vida (25 de marzo)Los obispos de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española muestran, en una Nota con motivo de la Jornada por la Vida (25 de marzo), cómo “toda vida humana es valiosa porque es imagen de Dios”: ”En toda vida, en la recién concebida, en la débil o sufriente, podemos reconocer el sí que Dios ha pronunciado sobre ella de una vez para siempre”.
“El ser humano no es una isla, no es una realidad encerrada en sí misma, sino un ser en relación”, afirman los obispos, destacando que “nadie puede desarrollarse en plenitud en soledad, sino viviendo en comunión recíproca con los demás”.
En su mensaje hacen especial hincapié en aquellas personas que vienen al mundo con una particular necesidad, vulnerabilidad o discapacidad y destacan que “lamentablemente hay quien piensa que esas vidas no merecen la pena y no son dignas de ser vividas”.
“¿Cómo calificar un mundo que negara la acogida y protección a los más débiles? ¿Qué tipo de sociedad estaríamos construyendo si minusvaloramos o rechazamos al que es más vulnerable y está más necesitado?”, se preguntan los obispos, mostrando que “las personas discapacitadas nos muestran la grandeza de su corazón y de su existencia”.
En su texto, a las personas discapacitadas los califican de “campeones de la vida” y destacan “su coraje”, “su ejemplo” y el verdadero testimonio de la grandeza de su existencia. “Reflejan los valores más genuinos del ser humano, que posee un valor infinito con independencia de cualquier condicionamiento físico, psíquico, social o de cualquier otra índole”, afirman.
“Son personas grandes, capaces de darlo todo, capaces de enriquecer a los demás y capaces de acoger a todos”, añaden los obispos. Para argumentar esta idea muestran los tantísimos testimonios de familias “que afirman que sus hijos “especiales” son fuente de felicidad en sus casas, verdadero testimonio de amor y esperanza, y que ayudan a crecer en humanidad a todos los miembros de la familia”.
Finalizan su comunicado invitando a todos a implicarse en la defensa de la vida, “especialmente de la más vulnerable, débil e indefensa” y piden “construir una verdadera comunidad humana en la que todos nos percibamos como un inmenso don de Dios llamados a cuidarnos los unos de los otros”.
Los obispos piden un compromiso social y político “para que las leyes e instituciones civiles defiendan y promuevan el derecho a la vida desde su concepción hasta su muerte natural, reformando o derogando aquellas legislaciones injustas, como las actualmente vigentes, y promoviendo iniciativas que defiendan, tutelen y promuevan el derecho a la vida de todo ser humano como fundamento de una sociedad verdaderamente humana”.