Lectio Divina: Martes IV semana de Cuaresma Ciclo B

Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén

   5,1: Pasado algún tiempo, celebraban los judíos una fiesta, y Jesús subió a Jerusalén.5,2: Hay en Jerusalén, junto a la puerta de los Rebaños, una piscina llamada en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. 5,3: Yacía en ellos una multitud de enfermos, ciegos, cojos y lisiados. 5,5: Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. 5,6: Jesús lo vio acostado y, sabiendo que llevaba así mucho tiempo, le dice:
   —¿Quieres sanarte?
  5,7: Le contestó el enfermo:
   —Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua. Cuando yo voy, otro se ha metido antes.
  5,8: Le dice Jesús:
   —Levántate, toma tu camilla y camina.
  5,9: Al instante aquel hombre se sanó, tomó su camilla y empezó a caminar. Pero aquel día era sábado; 5,10: por lo cual los judíos dijeron al que se había sanado:
   —Hoy es sábado, no puedes transportar tu camilla.
  5,11: Les contestó:
   —El que me sanó me dijo que tomara mi camilla y caminara.
  5,12: Le preguntaron:
   —¿Quién te dijo que la tomaras y caminaras?
  5,13: Pero el hombre sanado lo ignoraba, porque Jesús se había retirado de aquel lugar tan concurrido.
  5,14: Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice:
   —Mira que has sanado. No vuelvas a pecar, no te vaya a suceder algo peor.
  5,15: El hombre fue y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.

  5,16: Por ese motivo perseguían los judíos a Jesús, por hacer tales cosas en sábado.5,17: Pero [Jesús] les dijo:
   —Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo.
  5,18: Por eso los judíos tenían aún más deseos de matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino además llamaba Padre suyo a Dios, igualándose a Él.

BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO

El texto del evangelio de hoy, ocurre en el contexto de una de las fiestas del pueblo judío, es por ello que Jesús se dirige a Jerusalén. Allí, en la piscina llamada Betesda, se aglomeraban muchos enfermos, entre ellos ciegos, lisiados y paralíticos;  y Jesús se hace presente en este lugar. Es importante tener en cuenta el término que utiliza el evangelista, Jesús “lo vio”, se trata de un hombre que se encontraba enfermo desde hacía más de 38 años. Lo vio, y le pregunta si desea curarse, la respuesta es la siguiente “Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina”.

Existía en aquel momento una practica muy difundida, en la que se creía que el Ángel del Señor descendía cada tanto en la piscina y movía el agua; el primero que entraba en la piscina, después del agua agitada, quedaba curado de su mal.

“Levántate, toma tu camilla, y camina”, la respuesta de Jesús no es “estás curado”, sino levántate, es decir ya no tienes ningún mal, eres libre y camina, empieza a vivir una vida nueva. Jesús, que no es ajeno a las realidades humanas, ve, se acerca y se compadece, su palabra trasformadora es capaz de dar nueva vida, así lo vemos en este caso. Y lo hace en día sábado, cuando estaba prohibido hacerlo por las prescripciones, muchos se escandalizaban, pero Jesús cumple con un mandato que es superior a este: el AMOR.

Al volverse a encontrar en el templo, Jesús le recuerda que había sido curado, y que por lo tanto no debía volver a pecar, por que cosas peores podían sucederles. Al decirle esto, no se refiere a enfermedades físicas más graves, sino a la enfermedad del espíritu, que es generada solamente por el pecado. A vida nueva, corazón nuevo.

Nos preguntamos para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:

1. ¿Siento que a mí también me ha ocurrido al similar a este enfermo, Jesús me vio, salió a mí encuentro y me dio nueva vida? ¿Tengo presente que Jesús tambien a mí me pregunta “quieres curarte” todos los días? ¿Entiendo por curarme, sanarme del pecado, y crecer en la fe?
2. ¿”Camina”, entiendo que el encuentro trasformador con el Señor, requiere un camino constante en la Fe, que me lleve a un encuentro cotidiano con el Dios, y con los hermanos?
3. ¿Entiendo, que un corazón herido por el pecado, es peor que cualquier enfermedad física? ¿Busco sanarme? ¿Lo hago sin Dios, o junto a Él? ¿Creo que mi mejor regalo al Señor, es un corazón puro y recto?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.

• Gracias Señor por salir a darme nueva vida.
• Señor que pueda sanar mi corazón, para amarte plenamente.
• Te pido por aquellas personas a quienes anunciaré tú Palabra, para que la escuchen y acepten con un corazón dispuesto.

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:

«Levántate, toma tu camilla y camina» (Versículo 8)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación.

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Mi agradecimiento por creer en Jesús, se manifiesta con llevar la alegría cristiana a los demás. Que los demás puedan conocer también a Cristo por mi alegría y testimonio de encuentro con Cristo.

Hno Ricardo Grzona, frp y Cristian Buiani