Aleteia logoAleteia logoAleteia
viernes 29 marzo |
San Eustasio, obispo - Viernes Santo
Aleteia logo
Espiritualidad
separateurCreated with Sketch.

Carta de un Misionero que se prepara a morir

Padre Columbano Jim McCaslin

© columbanos.org

Sociedad Misionera de San Columbano - publicado el 17/03/15

Estos momentos pueden ser más productivos que cualquier otro momento de una larga carrera misionera

La Cuaresma está llegando a su fin.
No olvides a Aleteia en tu ofrenda cuaresmal
para que brille la esperanza cristiana.
¡Apoya a Aleteia!

 

DONE AHORA

“En 1955 fui enviado como misionero por la Iglesia a través de los Padres de San Columbano a la gente de las Filipinas. No sé exactamente cómo fui elegido por la Iglesia para ser misionero y como tal enviado a evangelizar a los filipinos, pero siempre he tenido la más firme convicción de que el serlo ha sido el hilo principal del tejido de mi vida como sacerdote y como hombre.

Hace siete años me diagnosticaron con cáncer de colon. El cáncer es bastante aterrador, tanto que hasta me pregunté si mi vida como misionero había llegado a su fin, pero después de una operación y quimioterapia quedé libre para regresar a mi trabajo tanto de evangelizar como de ser evangelizado por los filipinos, puesto que esto es lo había estado sucediendo por un largo, largo tiempo. Sin embargo, en un año, apareció un nuevo cáncer en los pulmones, y empecé cinco años de quimioterapia, durante los cuales tuve la oportunidad de permanecer como un misionero muy feliz y productivo. Así fue hasta julio del 2002 cuando tuve que volver a Omaha para recibir radiación y una nueva quimioterapia.

Mientras tanto, llegué a mi cumpleaños número 75, mientras que la quimioterapia minó mi fuerzas, y los filipinos preguntaban por teléfono y cartas cuando yo “volvería a casa.” Mi cuerpo y mi doctor me dijeron que por lo menos no sería muy pronto, sin embargo, siendo optimista pensé que en efecto volvería. Después de todo, yo era un misionero y mi vocación era para toda la vida. Como sacerdote y como hombre, no conocía otra vida, ni quería ninguna otra.

Entonces mi última quimioterapia demostró no ser efectiva, y el cáncer estaba creciendo de nuevo. No estoy particularmente asustado por esa noticia, pero me entristece. ¿Sigo siendo un misionero cuando ya no puedo estar con aquellos con los que ha transcurrido toda mi vida?

Ahora puedo dar más tiempo a la oración y reflexión de la palabra de Dios, pero no sé si rezo mejor que antes. Tengo más tiempo para recordar con gran alegría los cientos que me han llamado Padre, cuyo amor me ha sostenido durante tanto tiempo. Siempre he creído que un sacerdote debe ser un hombre de oración si ha de ser digno de cualquier cosa, un misionero tal vez aún más que otros.

Tan pobre como mi oración pueda ser, he llegado a darme cuenta de que por ahora es la única forma que tengo de ser misionero, y me comprometo a seguir de esa manera mientras tenga aliento. Tal vez pueda aplicar a mí mismo lo que he predicado a los ancianos y otros enfermos: que estos momentos pueden ser más productivos que cualquier otro momento de una larga carrera misionera.”

El Padre Columbano Jim McCaslin murió el 16 de septiembre de 2003.

Artículo originalmente publicado por Sociedad Misionera de San Columbano

Tags:
misioneromuerte
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.