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"Soy gay, no puedo tener un hijo. Creo que no se puede tener todo en la vida, si no hay quiere decir que no tiene que haber. Es incluso bello privarse de algo. La vida tiene un recorrido natural, hay cosas que no deben modificarse. Y una de estas es la familia”. Lo dijo el estilista Domenico Dolce en una entrevista a Panorama con su colega, amigo y ex pareja Stefano Gabbana sobre el papel de la familia.
La entrevista tiene como origen el proyecto fotográfico que el dúo Dolce&Gabbana está llevando a cabo adelante para “narrar” la familia en todo el mundo.
“Y como en el Gattopardo, todo tiene que cambiar para que todo siga como estaba. Y todo sigue siendo igual. Todo, exactamente: las familias de entonces y las de hoy, las mismas tensiones, los problemas siempre los mismos […] los mismos miedos y las mismas angustias” dice Gabbana, explicando la resistencia de la familia, que “no es una moda pasajera. Es un sentido de pertenencia sobrenatural”.
“Nosotros no hemos inventado la familia” dice Dolce. “La convirtió en icono la Sagrada familia, pero no hay religión, no hay estado social que se resista: tu naces y tienes un padre y una madre. O al menos, debería ser así, por esto no me convencen lo que yo llamo los hijos de la química, los niños sintéticos. Vientres de alquiler, semen elegido por catálogo. Y ves luego a explicar a estos niños quién es la madre”.
Domenico Dolce habla de los sobrinos y define su mundo: “solitario, confuso sexualmente, demasiado libre para dar felicidad. No se vive de cool, fashion y app para ver con quién tener sexo cada noche. Esta generación tiene miedo a invertir en los afectos, pero encontrarse solos ante un televisor de plasma no es tan alegre”.
Una entrevista densa sobre la familia, especialmente viniendo de dos estilistas que últimamente habían hecho hablar de ellos sólo por la cuestión de la evasión fiscal, acusación que los tribunales (octubre 2014) consideraron como infundada.
Pero esta postura de D&G no es nueva: ya en una entrevista el 10 de diciembre de 2006 en el diario italiano La Repubblica, Stefano Gabbana explicaba que su sueño era un hijo suyo: "No un niño adoptado, no me siento a la altura, no soy bastante fuerte. Quisiera un hijo mío, un hijo biológico, fruto de mi semen, concebido con la fecundación asistida, porque no tendría sentido que yo hiciera el amor con una mujer dado que no la amo, y que a quien amo es a mi compañero. Busco una mujer civilizada y de bien que comparta un cierto tipo de recorrido".
Una mujer, decía, que haga de madre a tiempo completo, viviendo cerca, como pasa a veces con las parejas separadas. Un proyecto no fácil de realizar. "Precisamente hace una semana, de repente, pedí a una amiga querida, que tiene doce años menos que yo: ¿quieres ser la madre de mi hijo? Se quedó desconcertada. El día después me telefoneó y me dijo: aún estoy en estado de shock, pero sería una cosa estupenda”.
“Mire, yo soy contrario al hecho de que un niño crezca con dos padres gay. Un niño necesita un padre y una madre. Yo no puedo pensar en mi infancia sin mi madre. Y considero que es cruel quitarle a una madre su hijo".
Y se decía favorable al reconocimiento de las parejas de hecho, como forma de tutela, pero no a los matrimonios gay, que consideraba “una payasada”. Explica: "Yo he estado casado veinte años y nunca he firmado un contrato. No es necesario para mí firmar un contrato para ser fiel. No hace falta ir al ayuntamiento, intercambiarse anillos. Sí, si quieres hacer una gran fiesta, hazla, pero el matrimonio gay es una especie de caricatura”, aunque según él, “también el matrimonio tradicional, bien mirado, es una caricatura”.
“Como yo lo veo, el compromiso debería ser para toda la vida, pero después nunca o casi nunca es así. Uno se deja con tanta facilidad, con tanta superficialidad. Yo tengo ante mis ojos el ejemplo de mis padres, que están casados desde hace 55 años. Seguramente atravesaron momento difíciles, pero resistieron. Si el lugar de entrenamiento de la vida es la familia, el suyo ha sido un ejemplo fantástico…".