Lectio Divina: Jueves III semana de Cuaresma Ciclo B

Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén

   11,14: Jesús  estaba echando un demonio que era mudo. Cuando salió el demonio, habló el mudo; y la multitud se admiró. 11,15: Pero algunos dijeron:
   —Expulsa los demonios con el poder de Belcebú, jefe de los demonios.
  11,16: Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo.
  11,17: Él, leyendo sus pensamientos, les dijo:
   —Un reino dividido internamente va a la ruina y se derrumba casa tras casa. 11,18: Si Satanás está dividido internamente, ¿cómo se mantendrá su reino? Porqué ustedes dicen que yo expulso los demonios con el poder de Belcebú.
  11,19: Si yo expulso los demonios con el poder de Belcebú, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso ellos los juzgarán. 11,20: Pero si yo expulso los demonios con el dedo de Dios, es que ha llegado a ustedes el reino de Dios.
  11,21: Mientras un hombre fuerte y armado guarda su casa, todo lo que posee está seguro.11,22: Pero si llega uno más fuerte y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte sus bienes. 11,23: El que no está conmigo está contra mí. El que no recoge conmigo desparrama.
BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO

              Ante la expulsión de un demonio que Jesús realiza, quienes estaban allí viven diferentes reacciones algunos consideraban que Jesús poseía el poder de Belcebú, este era estimado como el jefe de los demonios, por lo tanto unían a la persona de Jesús con el poder del mal, y otros ante la “maravilla” de la expulsión, pedían más signos para poder creer, y para ponerlo a prueba.
           Ante este hecho sobrenatural, quienes se encontraban allí, no perciben la profundidad de la expulsión del demonio, no son capaces de ver el hecho positivo de la liberación del endemoniado, o la curación del enfermo, solo se quedan con una imagen superficial, se escandalizan y llegan a realizar una dura acusación.
           Y Jesús, que nos dice la palabra que conoce el pensamiento de todos, responde sobre la inconsistencia y contradicción de la acusación. Sí Satanás expulsa a Satanás, lucha contra sí mismo.
            Al demonio solo lo expulsa el poder de Dios, y esto es un signo de la llegada y cercanía de Dios, es el Reino concreto que se hace próximo.
           El Reino de los Cielos significa, liberación y sanación, es la plenitud. El poder terrenal de Satanás es lo contrario. El mensaje de Jesús es de esperanza, de un fuerte y continuo llamado a la conversión.

Nos preguntamos para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:

1. No estar con Jesús, es estar contra él. ¿Lucho contra la tentación y el mal, para acercarme más a Dios? ¿Entiendo que de no hacerlo, me alejo de Dios, lo que significa un vacío en mi vida?
2. Un Reino donde hay luchas internas va a la ruina. ¿Siento que estas palabras, interpelan tambien a la comunidad de la que soy miembro? ¿De que manera contribuyo, o puedo contribuir para lograr una comunidad hermana en el amor de Dios?
3. El Reino de Dios está cerca. ¿Cómo hago presente este Reino de Dios, que significa libración y plenitud, en mi ambiente cotidiano?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.

• Gracias Señor por ser la Buena Noticia que alegra, y cambia mi vida.
• Señor que pueda dejarme conducir todos los días por tu Espíritu.
• Te pido por aquellas personas a quienes anunciaré tú Palabra, para que la escuchen y acepten con un corazón dispuesto.

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:

«El que no está conmigo está contra mí. El que no recoge conmigo desparrama.» (Versículo 23)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación.

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Mi agradecimiento por creer en Jesús, se manifiesta con llevar la alegría cristiana a los demás. Que los demás puedan conocer también a Cristo por mi alegría y testimonio de encuentro con Cristo.

Hno Ricardo Grzona, frp y Cristian Buiani