Aleteia logoAleteia logoAleteia
sábado 20 abril |
Santa Inés de Montepulciano
Aleteia logo
Espiritualidad
separateurCreated with Sketch.

¿Sacerdocio femenino? No, la presencia de la mujer en la Iglesia es mucho más

Womens Role in the Church – es

Jeffrey Bruno

Feliciana Merino Escalera - publicado el 11/03/15

Reflexiones a partir de un encuentro en el Vaticano: el horizonte de la mujer no puede ser ocupar el lugar del hombre

El 8 de marzo de 2015, con motivo del Día Internacional de la Mujer, se celebró una jornada en el Vaticano dirigida por “Voices of Faith”, una iniciativa de la Fundación católica Fidel-Götz para mejorar la participación, liderazgo y reconocimiento de la dignidad de las mujeres.

Setenta activistas y expertos de todo el mundo nos reunimos para intentar comprender la situación de la mujer desde una perspectiva global, compartiendo experiencias y testimonios de quienes trabajan sobre el terreno, en ocasiones en las peores condiciones que podamos imaginar.

Es el caso de Mukteshwari Bosco, que lucha con valentía desde hace años por lograr una mayor salubridad en las áreas rurales de la India, donde mueren cada día más de 800 mujeres al dar a luz y muchas otras quedan con secuelas graves sólo por no mantener unas condiciones mínimas de higiene.

También escuchamos a la joven refugiada somalí Suad Mohamed, que nos habló sobre cuál ha sido su vida en el campo de refugiados de Kakuma durante 17 años, donde ella ha conseguido, gracias a la ayuda internacional, realizar unos estudios universitarios que le permiten dar a conocer al mundo entero el día a día de estos campos de refugiados y ayudar a su comunidad.

También tomó la palabra la hermana carmelita Marta Pelloni desde su experiencia con mujeres que han sido víctimas de las mafias de la trata, del tráfico de bebés e incluso de órganos, o la cristiana ortodoxa siria Hermana Hatune Dogan, testigo de primera mano de las limpiezas étnicas y violaciones masivas del Estado Islámico…

Y así muchas otras personas que deseaban mostrarnos cuál es la verdadera situación de la mujer en el mundo y cuáles son las principales causas de su abandono, miseria o maltrato. Una dolorosa pero importante experiencia que permite abordar esta problemática desde una mirada más amplia y global.

Después de escuchar estos intensos testimonios no puedo dejar de pensar que nosotros, en las sociedades occidentales y desarrolladas, a menudo olvidamos estas realidades cuando meditamos sobre la presencia femenina en la Iglesia.

Se trata de una necesidad imperiosa como ha señalado repetidas veces el papa Francisco, como lo es también la formación de mujeres teólogas y el incremento de su número en la Comisión Teológica Internacional y en otros órganos del Vaticano.

Pero hemos de tener cuidado de no insistir en esta mayor incidencia con los métodos, estrategias y discursos con frecuencia falaces del feminismo igualitarista, que está sostenido por una tradición de pensamiento de origen liberal-capitalista ajeno a la vida y a la historia del pueblo de Dios.

Es importante no estructurar nuestras reflexiones sobre una dicotomía que considere que los ámbitos de poder son superiores a aquellos que tienen que ver con la esfera vital, personal y familiar, y que el acceso a vida pública de la mujer es una conquista de los primeros y exige un rechazo de los segundos, lo que tiene una influencia directa en la pérdida de la peculiar sensibilidad caracterizada como “genio femenino”.

En otras palabras: no se puede plantear una mejora de las condiciones de la mujer insistiendo en que para alcanzar relevancia pública se debe perder la propia identidad y la libertad de ser una misma.

De hecho una visión de ese tipo no ayuda en nada a mostrar la importancia de nuestra presencia en la vida, puesto que, en el fondo, vuelve a despreciar las peculiaridades que nos son propias al considerar que el hombre y la mujer mantienen identidades perfectamente indiferentes e intercambiables, ya que el sexo es una decisión cultural e incluso un acto de la voluntad.

Al escuchar ciertos discursos, me da la impresión de que existe una tendencia a insistir en que la mujer alcance el poder siempre y cuando, eso sí, deje de ser mujer y se vuelva perfectamente igual que el varón.

Me da a mí que para este viaje no hacía falta llevar tantas alforjas.

Si para que tengamos más presencia en los consejos de administración de las grandes empresas se nos va a exigir un proceso de masculinización, si nos obligarán a asumir los valores andróginos con los que se ha construido nuestro tejido social y si, además y en consecuencia, nos  pedirán que seamos exactamente igual que todos esos hombres que viven inmersos en la competitividad y en el mercado como si no tuviesen familia, el fracaso del proceso de reconocimiento de nuestro valor será más que terrible, perdiéndose una oportunidad histórica.

A veces me da por pensar que tras el discurso de algunas mujeres que, además, tienen incidencia en la sociedad, podría haber lobbies “machistas”, como cuando se menosprecia el valor de la vida pidiendo el aborto libre como un derecho de la mujer. Hay algo en el discurso feminista que se equivoca radicalmente de dirección.

¿De qué sirve que haya más mujeres en la Iglesia o en la sociedad si es a condición de que sostengan la misma mirada sobre la realidad que ya defienden los hombres, si lo están bajo la condición de ser defensoras a ultranza de la misma mentalidad dominante?

La Iglesia, todos los cristianos, debemos evitar ser arrastrados por un discurso elaborado según claves de poder y predominio.

Es lo que sucede, por ejemplo, cuando escuchamos que el problema central de la mujer en la Iglesia es el del sacerdocio femenino: si esa fuera la meta, tal como dijo el Papa en una entrevista a la Stampa y yo lo comparto completamente, no haríamos más que  clericalizarla.

En el fondo vemos cómo se entiende el sacerdocio en clave de poder y la Iglesia como una estructura “de clases”, y se pretende que la mujer pueda acceder a esos dominios de mando que ahora le son vedados.

Así no comprendemos qué es la Iglesia, ni qué es el sacerdocio, ni qué es la mujer ni qué es el servicio, volviéndonos ciegos y torpes ante lo que tenemos delante.

Existe un verdadero riesgo de transformar la profundización teológica sobre la mujer en un mero discurso ideológico que trastoque las realidades cristianas.

El camino es exactamente el contrario: la mujer tiene peculiaridades que hacen imprescindible su presencia, numerosa, en la sociedad y también en la Iglesia: en los organismos que rigen la economía del Vaticano, en las comisiones que trabajan para la reordenación de la Curia, etc., porque aporta una sensibilidad, es decir, una perspectiva para comprender los problemas y situaciones, de la que los varones carecen, y que necesitan.

El objetivo no es lograr que las mujeres neguemos la vida familiar, por considerarla menos valiosa, y luchemos por ocupar puestos de poder a su costa, sino que nuestra presencia aporte una forma distinta de comprender, juzgar y abrazar la realidad toda, al hombre y a Dios.

Tags:
iglesia catolicamujer
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.