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Si el peregrino no va a Roma, Roma va al peregrino

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Daniel Esparza - publicado el 07/03/15
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Un tour muy especial de la Basílica Papal de San Pedro

Erigida, de acuerdo a la tradición, sobre la tumba del apóstol Pedro, la construcción de la actual Basílica Papal no inició sino hasta el siglo XVI, siguiendo el diseño de cuatro genios renacentistas y barrocos: Donato Bramante, Michelangelo Buonarrotti, Carlo Maderno y Gian Lorenzo Bernini.


Se dice, popularmente, que todo católico debe peregrinar, al menos una vez en su vida, a Roma.


Antes de que esta magnífica basílica –el más resaltante ejemplo de arquitectura renacentista, y una de las iglesias más grandes del mundo entero- fuese levantada, en el sitio se hallaba la vieja Basílica, construida en el siglo IV durante el mandato del emperador Constantino.

La Roca Roja y el sepulcro de Pedro.

Después de la crucifixión de Jesús, en el segundo cuarto del siglo I, el libro de los Hechos de los Apóstoles narra cómo Pedro, tras haber ejercido su ministerio por alrededor de treinta años, tras haber vivido en Turquía y otras regiones del Mediterráneo, finalmente viajó a Roma. En el año 64, durante el reinado de Nerón, los cristianos fueron acusados de haber causado el gran incendio de Roma, dando inicio a una persecución en la que, junto a tantos otros, Pedro murió martirizado.

Pedro fue condenado a morir crucificado, pero se consideraba indigno de morir de la misma manera que lo hizo Cristo, de modo que fue crucificado cabeza abajo. De hecho, hasta el sol de hoy, la cruz invertida es llamada “Cruz de San Pedro”, en recuerdo al gesto de humildad del apóstol, incluso a la hora de su muerte.

Pedro fue crucificado cerca del obelisco egipcio que se encontraba en uno de los extremos del llamado Circo de Nerón. El obelisco había sido traído desde Heliópolis, en Egipto, por mandato de Calígula en el año 37 d. C. Es precisamente el obelisco que se encuentra hoy en el centro de la Plaza de San Pedro, y se le considera “testigo” de la muerte del apóstol. Es precisamente la razón por la cual el obelisco está allí, en medio de la plaza.

La tradición asegura que los restos de Pedro fueron enterrados en las afueras del Circo de Nerón, precisamente en la Colina Vaticana, avanzando por la Vía Cornelia, a poco menos de 150 metros del lugar de su martirio. Desde el inicio, los cristianos visitaban discretamente la tumba de Pedro, apenas identificada por una gran roca de color rojo, que simbolizaba a la vez el nombre de Pedro (la “piedra” sobre la que se edifica la Iglesia) y su sangre derramada en el martirio. Así, el lugar podía ser reconocido por los cristianos que pasaban por allí y permanecía a la vez oculto ante las autoridades romanas, evitando así represalias y mayores persecuciones. Años más tarde, se construiría allí un primer templo, y luego, en el año 300, la que se conoce hoy como la “Antigua Basílica” (si quieres saber cómo era, puedes hacer clic aquí).

Se dice, popularmente, que todo católico debe peregrinar, al menos una vez en su vida, a Roma. Y si bien un tour virtual no puede considerarse una peregrinación, hemos preparado para ti un tour muy especial. Para acceder a él, sólo tienes que hacer clic en esta postal –

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