El Pontífice congregó a 60.000 miembros de Comunión y Liberación por el 10º aniversario de la muerte a monseñor Luigi Giussani
“La moral cristiana no es no caer nunca, sino levantarse siempre”, gracias a Jesús que nos toma de la mano, dijo Papa Francisco este sábado 07 de marzo al recibir en audiencia a los miembros del Movimiento católico nacido en el norte de Italia.
Cuando se cumplen 60º años de la creación de Comunión y Liberación, 60.000 personas de 47 países del mundo han participado en Plaza San Pedro a la audiencia del Papa en el 10º aniversario de la muerte de monseñor Luigi Giussani (1922 – 2005), fundador del Movimiento Católico.
El Papa recordó la memoria de Don Giussani por dos razones. La primera, “más personal”, este hombre “ha hecho a mí y a mi vida sacerdotal” mucho bien y mencionó las lecturas de sus libros y sus artículos.
La otra razón “es que su pensamiento es profundamente humano y alcanza el hombre en su anhelo más interior” y rememoró que don Giussani no persiguió una idea, “sino una persona: Jesucristo”, como un educador en la libertad del encuentro. “Porque Cristo nos da la verdadera libertad”, dijo.
Para ilustrar esta libertad el Pontífice puso como ejemplo el cuadro de Caravaggio, “la vocación de Mateo”, en San Luigi dei Francesi, cuando lo contemplaba como peregrino en Roma. “Mateo ávido de dinero, no podía creer el mensaje” pero el Señor lo vio con “misericordia y él optó por seguirlo”, indicó.
No hay encuentro con Jesús, sin misericordia
En su discurso, el Papa aseguró que en “nuestras vidas” Jesucristo nos precede siempre. “Cuando nosotros llegábamos él ya nos estaba esperando”. “Él es como la flor del almendro que está floreciendo por primera, y anuncia la primavera”.
El Pontífice sostuvo que el encuentro, no se puede entender sin la misericordia, aquella que perdona el pecado. “Sólo quien ha sido acariciado por la ternura de la misericordia, conoce verdaderamente el Señor”. Un cambio en la vida que se produce en el “abrazo con la misericordia”.
La moral cristiana es alzarse de la mano de Cristo
“La moral cristiana no es el esfuerzo titánico, voluntario, de los que deciden ser coherentes y tienen éxito, una especie de desafío solitario enfrente el mundo”. Luego con vehemencia dice: ¡No! La moral cristiana es la respuesta, es la respuesta conmovida de frente a la misericordia, impredecible, incluso "injusta", según los criterios humanos”.
El Papa volvió a mencionar las palabras que dirigió en la creación a los nuevos cardenales en febrero: “El camino de la Iglesia no es para condenar eternamente a nadie” y señaló que la misión es “defender la misericordia de Dios a todas las personas que la pidan con el corazón sincero”.
Entretanto, el Papa señaló que el camino de la Iglesia está fuera de cualquier recinto y se encuentra en las “periferias” de la existencia. “También la Iglesia debe sentir el impulso alegre de convertirse en flor de mandorla, como Jesús para la humanidad”.
En los Sesenta años de Comunión y Liberación, el Papa pide que el Centro sea Cristo
En este sentido, mencionó las palabras de Benedicto XVI sobre la misión del movimiento. “Nacido en la Iglesia no por una voluntad de la jerarquía” sino como un “encuentro renovado con Cristo” y de un “impulso” del Espíritu Santo (24 de marzo de 2007).
Después de este tiempo, señaló que el “carisma original no ha perdido su frescura y vitalidad”. Sin embargo, advirtió que el centro del Movimiento debe ser solo: ¡Jesucristo!
“Cuando me pongo en el centro de mi método espiritual, mi camino espiritual, mi manera de ponerla en práctica, salgo del camino”. De esta manera, solicitó que “todos los carismas en la Iglesia” deban ser "descentralizados" porque en el centro está solo el Señor.
Iglesia en salida, evitar la auto referencialidad
Luego les instó a “salir de la auto referencialidad” porque así se cultiva una “espiritualidad de etiqueta”. Cuando no se escucha al que es diferente o no pertenece al Movimiento. El Papa indicó que esta actitud es de “empresarios de una ONG”.
“Yo soy de Comunión y Liberación” y caemos en la trampa que nos ofrece el complacimiento autorreferencial, ese mirarse en el espejo que nos lleva a desorientarnos y a transformarnos en simples empresarios de una ONG”
En relación con la herencia que dejó don Giussani, el Papa invitó a no reducirla a “un museo de los recuerdos”. Rememoró las palabras de Mahler: “significa tener el fuego vivo, no adorar las cenizas”.
Seguidamente, en una de sus frases directas, aseguró: “¡el carisma no se conserva en una botella de agua destilada!”. “Don Giussani no les perdonaría jamás que perdieran la libertad y se transformaran en guías de un museo o adoradores de cenizas” agregó.
El Papa terminó su discurso con dos citas de las enseñanzas de don Giussani para indicar que el cristianismo nunca se realiza “fijando posiciones por defender”. Y la segunda, en referencia “a volver a los aspectos fundamentales del cristianismo”, es decir, la pasión.