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Una argentina, superiora de las Gianellinas

Esteban Pittaro - publicado el 06/03/15

La congregación fundada por San Antonio María Gianelli en Italia eligió como Madre General a la religiosa argentina de 54 años Madre Gladis Eberhardt.
La Virgen de Luján está cada vez más presente en Roma. Al término del 19 Capítulo General de las Hijas de María Santísima del Huerto, en la capital italiana, fue elegida Madre General la argentina Gladis Eberhardt, hasta ahora Superiora Provincial en Córdoba, una de las dos provincias de las Gianellinas en la Argentina. Sucede en el cargo a la Hermana Terezinha Party, oriunda de Brasil. Participaron del capítulo delegadas de 13 países donde la congregación fundada por San Antonio María Gianelli tiene presencia.
 
La Hermana Ebhardt nació en Crespo, Entre Ríos, el 20 de abril de 1960. 22 años después ingresó en la Congregación en Buenos Aires, una de las dos provincias gianellinas en la Argentina. Además de haber desempeñado numerosas funciones en colegios y parroquias de su país, la hermana Gladis vivió 12 años en Roma donde fue secretaria de la Madre General. Su última responsabilidad fue la de Superiora Provincial en Córdoba, de 2009 a este año, donde, reconocía entre risas a medios locales la hermana Margarita, de 91 años, “vamos a tener que elegir otra”.
 
Las Hijas de María Santísima del Huerto arribaron a la Argentina 1858, dos años después de Uruguay, tras ser solicitadas para ayudar con los enfermos de fiebre amarilla en el actual Hospital Rivadavia. En las dos provincias religiosas dentro del país, las hermanas cuentan con 33 comunidades,
 
La “Violeta del Huerto”

Pero acaso el gran orgullo de la familia gianellina en la Argentina, además de este nombramiento, sus numerosas vocaciones y la fuerte identificación de sus graduadas con el espíritu de la congregación, es la Beata Crescencia Pérez. Beatificada en 2012 en Pergamino, la beata Crescencia (1897-1932) pasó a la historia como “Sor Dulzura”, en especial por su entrega al cuidado de los enfermos tanto en la Argentina como en Chile.
 
Crescencia siempre estuvo dispuesta al servicio y cuidado de los demás. Primero colaboró en la educación de chicas pupilas de un colegio. Más tarde fue enviada a un hospital en Mar de Plata, donde se encargó de cuidar y educar a jóvenes enfermas de tuberculosis. Tiempo después, como consecuencia de este servicio, se enfermó gravemente de los pulmones.
 
En 1928 sus superiores deciden enviarla a Vallenar, al norte de Chile, donde el clima era un poco más adecuado para su salud. Incluso estando enferma siguió trabajando al servicio de los enfermos en el hospital Nicolás Naranjo. Falleció en ese país en 1932, a la prematura edad de 34 años. Cuentan que ese día, pese a no ser época, se sintió un intenso aroma a violetas, flor que siempre gustó a la beata, y que rodea su memoria en Pergamino, donde su tumba se ha convertido en punto de peregrinación.

Gladis Eberhardt, nueva Superiora de Hijas de María Santísima del Huerto, tiene en una hermana compatriota a quien encomendarse. Seguramente lleve consigo alguna estampa de la Beata Crescencia. Fotografías del cálido Capítulo muestran que consigo ya llevó una imagen de la Virgen de Luján, y, como no, el infaltable mate.

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