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¿Cómo ha tratado el cine reciente los dramas del aborto y la eutanasia?

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José Luis Panero - publicado el 06/03/15
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Hay películas muy pesimistas, junto a otras muy esperanzadoras

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Desde hace no muchos años el cine está obligado a dar un puñetazo en la mesa para dar una respuesta pro-vida frente a los dos grandes dramas actuales de nuestra historia reciente: el aborto y la eutanasia.
 
Según el productor y cineasta británico David Puttnam, “de ninguna manera el cine debe ocultar los problemas sociales, los dramas o el sufrimiento, si no que, por el contrario, es su deber moral darlos a conocer y demostrar que estos sí se pueden superar. Se debería impulsar al espectador a actuar de forma constructiva y a dar siempre lo mejor de sí mismo; incentivarlo a convertirse en un “héroe” que derribe los obstáculos, capaz de vencer las complejidades de la vida y que no huye de manera cobarde. Retratar, en el fondo, la grandeza del espíritu humano, su trascendencia, la ilusión, las virtudes, la confianza en la condición humana y en la persona en sí misma”.
           
En cuanto al aborto, destacamos algunas películas que rechazan de cuajo la vida del no nacido: Colegas (1982), que cuenta la historia de dos hermanos, Antonio y Rosario y el novio de ésta, José, que deben de enfrentarse diariamente a las dificultades que les produce su extracción social humilde. Ninguno cuenta con empleo y las escasas oportunidades que se les presentan para lograrlo hacen que se fortalezcan los lazos que les unen.
           
Las normas de la casa de la sidra (1999), cuyo drama tiene por protagonista a Homer, un niño huérfano que ha crecido en el orfanato de St. Cloud’s, bajo la poco convencional y tierna tutela del Dr. Wilbur Larch. Ahora, a medida que se va haciendo un hombre, empieza a dudar de los métodos de su tutor y desea explorar el mundo por su cuenta. El crimen del padre Amaro (2002) o El secreto de Vera Drake (2004) también se suman a esta clasificación entre una larga lista.
           
Sin embargo, también hay otras producciones que no sólo apuestan por la vida sino que proponen salidas muy positivas. Son los casos, por ejemplo, de Solas (1999), Comprométete (Casomai) (2002), Juno (2007) o 4 meses, 3 semanas, 2 días (2007).
           
Por su parte, la eutanasia también ha mostrado en el cine su lado más pesimista: Las invasiones bárbaras (2003), Million dollar baby (2004) o Mar adentro (2004), pero, por fortuna, contra ese combate pelean otros filmes para defender la vida: Acompañar a morir (2007), Las alas de la vida (2006) o La escafandra y la mariposa (2007).
           
Podremos concluir que el cine, al igual que la televisión, contribuye a la construcción de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, por lo que es fundamental que cada uno de los que forman parte de esa gran industria se hagan conscientes de que ejercen una influencia directa en el desarrollo y actitudes de nuestra sociedad, y que mientras más presentaciones de elementos sin sentido realicen, más contribuirán a la confusión moral de los individuos y a su deformación de la realidad.
           
El desafío entonces está en realizar una obra donde la responsabilidad social y los elementos esenciales del cine se complementen, es decir, dar la oportunidad y el espacio para que la persona humana sea capaz de descubrir el valor y el sentido de su existencia.
 

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