La guerra de Afganistán, como todas las guerras, fue un error. El país fue señalado como el origen de todas las desgracias de Estados Unidos razón por la cual nada mejor que invadirlo. Desde entonces este pedregoso país asiático ha soportado todo tipo de vilezas militares, políticas y humanitarias. No es un estado fallido por guardar las formas pero según cuentan los que lo han pisado poco le falta.
Rock the Kasbah nos cuenta la historia de Richie Lanz, un manager de tercera fila que por una serie de circunstancias termina tirado en Kabul, la capital de Afganistán, sin un céntimo en el bolsillo y sin posibilidad de salir de ahí, al menos a corto plazo. Habiéndose convertido en blanco de timadores, mercenarios, muyahidines y talibanes, Lanz se tropieza con una voz absolutamente hermosa y entonces decide auparla al “The Afghan Star”, algo así como el “Operación Triunfo” afgano.
La película viene dirigida por Barry Levinson, director de largometrajes como Rain Man o Sleepers. Levinson, que ya tiene sus años, hace tiempo que dejó el sistema a un lado y son las estrellas quienes lo buscan a él. Es un cineasta de prestigio y se puede permitir hacer lo que le viene en gana aunque no tenga mucho éxito. Rock the Kasbah no es una gran película pero tiene su interés.
El film toca temas tan espinosos como la guerra, la política intervencionista de Estados Unidos, el choque de culturas, los prejuicios culturales y hasta el significado mismo de la guerra. Además, soportando el noventa por ciento de la cinta está Bill Murray, un intérprete que hace veinte años nadie habría osado calificar de gran actor pero que con los años, y un par de buenas jugadas, se ha convertido en todo un actorazo.
Por momentos, Rock the Kasbah, se parece bastante a Good Morning Vietnam, otra película del director. Ambas son comedias ácidas sobre la guerra capitaneadas por una estrella de la comedia. En la primera está Bill Murray y en la segunda estaba el siempre brillante Robin Williams. Sin embargo algo falla en la película de Murray y Levinson. No creo que se deba a que Williams fuera mejor actor que Murray, más bien me parece que hay un problema de guion. Rock the Kasbah toca demasiados palos y al final no se decanta por ninguno. Es divertida, emotiva, trágica y crítica, pero no hay un equilibrio en el conjunto.
Al final la película está dedicada a Setara Hussainzada, una mujer afgana que tuvo el coraje y el valor de cantar y bailar en una cultura donde eso estaba penado con la muerte. Y esto ocurre después de que se haya entonado una canción en favor de la paz y contra la guerra. Muy bonito.
Nadie le puede discutir a la película de Levinson que sus intenciones sean loables. No obstante, hay quien le ha reprochado que hacer comedia con la problemática afgana tal vez no sea la mejor idea. Imagino que quien haya dicho algo así no ha visto La vida es bella o la misma American Dreamz que en cierto modo es una versión mucho más atinada de Rock the Kasbah.
La última película de Barry Levinson no es “una porquería enormemente equivocada”, como dijo de ella Los Angeles Times. Rock the Kasbah tiene un buen puñado de aciertos solo que, creo yo, no están bien esamblados.
Hoy celebramos a...