Ya no es sólo región de tránsito
Como México, como Colombia, América Central ya no es una de las principales rutas de tránsito de drogas; tampoco puramente víctima de la violencia y la corrupción que genera el narcotráfico; también es una región en la que está aumentando de forma considerable la producción y el consumo de sustancias prohibidas.
Es lo que se desprende del informe que se presentó este martes 3 de marzo en Viena por parte de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), un organismo que actúa con autonomía pero que se encuentra dentro del sistema de fiscalización y seguimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
"Los problemas de seguridad relacionados con el negocio de las drogas, como los altos niveles de violencia, el blanqueo de dinero, la corrupción y otras actividades ilícitas, son cuestiones acuciantes para los países de Centroamérica y el Caribe", señala en su parte central el informe de la JIFE.
El estudio también señala que la región es "explotada" por grupos criminales locales e internacionales como rutas de tránsito de drogas desde los países productores de Sudamérica hacia los consumidores de los países ricos de Europa y, principalmente, Estados Unidos.
Según estimaciones de este informe que pone el dedo en la llaga de lo que está pasando en la región, cerca de 80 por ciento de la cocaína que entra clandestinamente a Estados Unidos pasa por Centroamérica. “Los altos beneficios que genera el narcotráfico, especialmente de esa droga, provocan una feroz competencia entre distintas bandas y ha hecho crecer la violencia”, dice el informe de la JIFE.
Las “maras”, protagonistas de la violencia
"Las zonas más preocupantes en lo que respecta a la violencia están en el litoral de Honduras, en ambos lados de la frontera entre Guatemala y Honduras, y en Guatemala a lo largo de las fronteras con Belice y México", detalló el informe que refiere cálculos que hablan de la existencia de unas 900 bandas criminales o "maras" en Centroamérica, con unos 70.000 miembros, lo que hace correr un enorme riesgo a la región.
"En El Salvador, Guatemala y Honduras, el 15 por ciento de los homicidios guardan relación con esas bandas, que tienen vínculos importantes con actividades de tráfico de drogas", advierte la JIFE.
El informe señala que el tráfico de cocaína ha aumentado sobre todo en la frontera entre Guatemala y Honduras, debido a la intensificación de la lucha contra la droga en México.
El cannabis, la cocaína y los estimulantes de tipo anfetamínico son las drogas más consumidas en Centroamérica y El Caribe.
Se estima que un 0,6 por ciento de los adultos tomaron cocaína al menos una vez durante los últimos doce meses, un porcentaje superior al de la media mundial, del 0,4 por ciento. Por contra, el consumo de opioides y de éxtasis es muy inferior al promedio global.