
Diablo es una palabra que procede del griego. Su significado es lo que separa, aleja, pierde el significado. El diablo es el ser que procura separarnos entre nosotros y separarnos de Dios. La tolerancia, tal como se ofrece hoy en día, tiene como premisa no afectar ni sentirnos afectados por los demás. Vivir sonrientes y felices dentro ede burbujas que nos aislan entre nosotros. Pero el aislamiento no es nunca una solución.
Una cosa es aquello que exige un cambio de vida y otra aquello que exige tolerancia en la vida #SanAgustin (Sermón 9,18)
Como dice San Agustín, una cosa es la conversión y otra la tolerancia en nuestra vida. Si nos toleramos todo, a nosotros mismos, posiblemente no hayamos pasado por el proceso de conversión que Cristo nos indica. La conversión es transformación de un estado previo, desordenado, carente de sentido y objetivo, hacia una persona que sabe, siente y actúa en sintonía con la Voluntad de Dios. Quien es transformado por la Gracia de Dios no puede tolerarse a sí mismo nada que vaya contra la Voluntad de Dios.
El marketing utiliza la técnica de la autocomplacencia para atraparnos. No ofrece apariencias y nos hace pensar que las merecemos, como si el bien procediera de la tolerancia a nosotros mismos. El bien únicamente procede de Dios y la felicidad, sólo procede de cumplir Su Voluntad. La libertad no es la capacidad de optar por lo que queramos, sino la capacidad de querer el bien y la verdad, por encima de las apariencias.
La Cuaresma es un tiempo propicio para reflexionar sobre estas cuestiones y darnos cuenta que la conversión nunca termina en nuestra vida. Siempre hay un escalón delante de nuestros piés, hasta que lleguemos a Dios.