Lectio Divina: Sábado I de Cuaresma Ciclo B

Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén.

    5,43: Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
  5,44: Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, oren por sus perseguidores. 5,45: Así serán hijos de su Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.
  5,46: Si ustedes aman sólo a quienes los aman, ¿qué premio merecen? También hacen lo mismo los recaudadores de impuestos.
  5,47: Si saludan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? También hacen lo mismo los paganos.
  5,48: Por tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo.

BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO

Podríamos fácilmente sintetizar este fragmento del Evangelio de Mateo, poniéndole el titulo de “la radicalidad del amor”. Verdaderamente estas palabras de Jesús son profundamente radicales, pensemos en el tiempo y en el contexto histórico en que fueron pronunciadas, invita a vivir y a “ser” diferentes de lo que estaba establecido, “amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”, “pero yo les digo” (Mt 5, 43).

La expresión de que el Padre del cielo hace salir el sol sobre malos y buenos, y la lluvia sobre justos e injustos, nos muestra que la apertura de Dios es para con todos los hombres, y no limita su amor y prosperidad solo con los buenos y justos, Dios se hizo hombre por toda la humanidad.

Jesús propone amar a los enemigos y a quienes los persiguen, la invitación es imitar la perfección de Dios, perfección que significa santidad.

Nos preguntamos para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:

1. ¿Qué pasa por mí mente y mí corazón, cuando el Señor nos pide amar tambien a nuestros enemigos, o “perseguidores”? ¿He deseado alguna vez la ley del Talión para con ellos? ¿Cuándo no perdono, como me siento? ¿Y cuando perdono a alguien que me causó mucho sufrimiento, al hacerlo me siento reconfortado y aliviado? ¿Me comprometo entonces yo a dar el primer paso para la reconciliación?
2. ¿He sentido envidia o celos por el éxito ajeno? ¿Entiendo que Dios da prosperidad a buenos y malos? ¿Yo tambien deseo el bien de mi hermano, hasta con aquellos que me ofenden, o me ignoran?
3. ¿Qué significa ser Santo para mí? ¿Me siento llamado a serlo?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.
·       Gracias Señor por tu Palabra Salvadora que me has comunicado hoy.
·       Señor que mi discipulado crezca en el amor, para llegar a ser Santo.
·       Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Añadimos unas intenciones de oración.

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:

«Sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes» (Versículo 48)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación.

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Mi agradecimiento por creer en Jesús, se manifiesta con llevar la alegría cristiana a los demás. Que los demás puedan conocer también a Cristo por mi alegría y testimonio de encuentro con Cristo.

Hno Ricardo Grzona, frp  y Cristian Buiani