Lectio Divina: Miércoles I semana de Cuaresma Ciclo B

Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén

   11,29: La multitud se aglomeraba y él se puso a decirles:
   —Esta generación es malvada: reclama una señal, y no se le concederá más señal que la de Jonás. 11,30: Como Jonás fue una señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del Hombre para esta generación.
  11,31: El día del juicio la reina del sur se alzará contra esta generación y la condenará; porque ella vino del extremo de la tierra para escuchar el saber de Salomón, y hay aquí uno mayor que Salomón. 11,32: El día del juicio los ninivitas se alzarán contra esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron por la predicación de Jonás, y hay aquí uno mayor que Jonás.

BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO

                      Jesús ante una multitud que se reunía y apretujaba ante él pidiendo signos, les dice que no les será dado otro más que el de Jonás.
                     El mensaje que el Profeta Jonás, tuvo que anunciar fue un signo para el pueblo de Nínive, un llamado a la conversión y al arrepentimiento de los pecados de sus habitantes. Jesús tambien es un signo para el pueblo de Dios, el mensaje es el mismo que el de Jonás, que predica sobre un Dios bondadoso y misericordioso, que se compadece y logra perdonar a su Pueblo. La muerte de Jesús es la manifestación plena de este signo, con su muerte redime a la humanidad caída, limpia sus culpas, corre el velo del pecado; Jonás permanece tres días dentro de un pez, signo de la pasión, muerte y resurrección gloriosa de Cristo. (Jon. 2, 1)
                   Luego la Palabra nos habla de la Reina del Sur, es decir la Reina de Saba, que viaja desde el sur de Arabia, para visitar a Salomón atraída por la sabiduría de este (1 Rey. 10, 1-13). Cuanto más se acercaría a escuchar a Jesús, porque su “sabiduría” es mayor aún que la de Salomón.
                 Jesús es más grande que Jonás, y más grande que Salomón, de esta manera revela su mesianismo, y vuelve a invitar a la conversión. Él es el gran “signo” de Dios para los hombres de todos los tiempos, y no es necesario otro más que este, en él radica la plenitud de la revelación de Dios.

Nos preguntamos para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:

1. En la lectura de hoy, leemos que la multitud pedía signos ¿Yo tambien pido signos para creer? ¿Reconozco a Jesús como el signo más importante que Dios me ha dado?
2. ¿Soy como la Reina de Saba que se acerca a Salomón, en mi caso a Jesús, para dejarme impregnar de su sabiduría?
3. Los ninivitas se convierten por la predicación de Jonás, en mi caso es el mismo Dios hecho hombre quien vino a mí vida ¿Esto me interpela a una conversión radical? ¿Cómo interpreto este llamado a la conversión hoy? ¿Hay algo que debo cambiar en mí vida? ¿Por donde empezaría?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.

• Señor que no necesite signos para creer, sino que en tu Palabra encuentre todo lo que necesito para aumentar mi Fe, y amarte.
• Señor ayúdame a cambiar en mí, todo aquello que me aleja de Ti.
• Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Añadimos unas intenciones de oración.

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:

«Hay aquí uno mayor que Jonás» (Versículo 32)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación.

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Mi agradecimiento por creer en Jesús, se manifiesta con llevar la alegría cristiana a los demás. Que los demás puedan conocer también a Cristo por mi alegría y testimonio de encuentro con Cristo.

Hno Ricardo Grzona, frp  y Cristian Buiani