¿Quién es de verdad Al-Baghdadi, el “Califa” islamista?

Un artículo publicado en el sitio Business Insider aporta varias aclaraciones sobre la personalidad de Abu Bakr al-Baghdadi, quien se presenta a sí mismo como el nuevo “Comendador de los creyentes”. Arrestado por el ejército americano el 2 de febrero de 2004, fue liberado el 8 de diciembre del mismo año.

El militante islamista pasó por múltiples centros de detención, incluido Camp Bucca y Camp Adder. La primera de estas cárceles se ha ganado casi tan mala reputación como Abu Ghraib, a causa de los malos tratos a los presos. Abu Bakr al-Baghdadi tuvo la oportunidad de conocer a los que iban a convertirse en los nuevos gestores del Estado islámico.

Un “pez pequeño”

Por tanto, el personaje enviado a las prisiones militares no tenía –sobre el papel – nada de peligroso terrorista. Considerado como un “detenido civil”, su ficha habla de un pasado…  ¡como secretario! Por otra parte, cuando fue encarcelado en 2004, fue a causa de un amigo que le había visitado: "No era el objetivo", asegura el Dr. Hisham al-Hashimi en "ISIS: Inside The Army of Terror "(Michael Weiss).

Este pequeño imán, nacido en Faluya, que asumirá el prestigioso nombre de "al-Baghdadi", porque estudió en la Universidad de Ciencias Islámicas Adhamiyah, un suburbio de Bagdad, afirma ser el nuevo líder espiritual de todos los musulmanes y ha declarado la guerra a todos los que niegan su autoridad.

El sunnismo no tiene anticuerpos contra el terrorismo

El extraordinario auge de este personaje revela, a elegir, o un fracaso o la complicidad de los servicios de Estados Unidos. Ya en la mira de los servicios iraquíes antes de la invasión estadounidense de 2003, se unió a Al Qaeda antes de apartarse de ella, haciendo realidad el sueño de muchas organizaciones terroristas de crear una zona controlada totalmente por él, con un embrión de administración regido por la sharia.

Este personaje no fue detenido por los estadounidenses, pero su éxito meteórico como imán y como señor de la guerra también revela una debilidad fundamental de los suníes, la rama mayoritaria del Islam.

A diferencia de los chiíes, que tienen un clero jerárquico como el de la Iglesia Católica, los suníes no admiten ningún intermediario entre el creyente y Dios. En la práctica, el imán es controlado por el poder político que nombra muftíes, es decir,  a los intérpretes religiosos de la ley islámica.

Sin embargo, desde la abolición del Califato Otomano en 1924, ya no hay ninguna autoridad suprema que pueda hablar en nombre del Islam en su conjunto. El control e incluso la formación de los imanes, por lo tanto, dependen de la situación política en cada país, como señala Antoine Sfeir en “El Islam contra el Islam” (ed. Grasset, francés).

En Turquía, por ejemplo, el Ministerio de Asuntos Religiosos es el responsable de la formación de los imanes; en Egipto lo es la mezquita Al-Azhar, la más antigua y prestigiosa… Pero en un Irak en que las instituciones han sido devastadas por la guerra y la corrupción, un imán popular puede fácilmente socavar las estructuras regionales y difundir su visión de Islam. Hasta autoproclamarse como nuevo califa…