Lectio Divina: primer Domingo de Cuaresma Ciclo B

Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén

 1,12: Inmediatamente el Espíritu lo llevó al desierto, 1,13: donde pasó cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía con las fieras y los ángeles le servían.

  1,14: Cuando arrestaron a Juan, Jesús se dirigió a Galilea a proclamar la Buena Noticia de Dios 1,15: diciendo:
   —Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios: arrepiéntanse y crean en la Buena Noticia    

BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO

                  El texto del evangelio de hoy, es muy breve, en el encontramos analogías con textos del  Antiguo Testamento. A esta lectura, le precede el relato del bautismo de  Cristo “el Ungido”, que luego es guiado al desierto por el Espíritu Santo que se había manifestado en las aguas del Jordán.

                 La imagen del desierto, que se opone claramente al Edén, considerado como un lugar de prueba, de abandono y soledad. Jesús pasa cuarenta días, es una analogía, a los cuarenta años que camino el pueblo de Israel, hacia la tierra prometida, entre dificultades, y donde tambien fue tentado, a rechazar a Dios. Los cuarenta días, tambien nos permite pensar, en los que paso Moisés en el Monte Sinaí, o los cuarenta días que Abraham camino al Horeb, donde debía sacrificar a su hijo, es decir el numero 40 es importante en simbolismos en el pueblo de Israel.

                 Jesús para comenzar el anuncio publico de la Buena Noticia, se dejo conducir primero por el Espíritu Santo, y se fortaleció en el desierto contra las tentaciones del demonio. En Galilea comienza su anuncio público del Reino de Dios, entre parábolas y obras admirables. El anuncio de la Buena Noticia, exige un nuevo estilo de vida: es preciso convertirse y creer en ella.

Nos preguntamos para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:

1. ¿Yo también me dejo conducir por el mismo Espíritu? ¿Tengo presente a Dios, en los momentos de tentación y de prueba? ¿Conozco mi desierto? ¿Como es?
2. ¿Qué significa para mí, esta constante invitación a la conversión? ¿Estoy dispuesto a cambiar?
3. ¿Salgó como el Señor a Anunciar la Buena Noticia? ¿Cuál es esta Buena Noticia que comunico? ¿Es la misma que anunció Jesús?  ¿De que forma lo hago?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.

• Gracias Señor por ser la Buena Noticia que alegra, y cambia mi vida.
• Señor que pueda dejarme conducir todos los días por tu Espíritu.
• Te pido por aquellas personas a quienes anunciaré tú Palabra, para que la escuchen y acepten con un corazón dispuesto.

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:

«Arrepiéntanse y crean en la Buena Noticia» (Versículo 15)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación.

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Mi agradecimiento por creer en Jesús, se manifiesta con llevar la alegría cristiana a los demás. Que los demás puedan conocer también a Cristo por mi alegría y testimonio de encuentro con Cristo.

Hno Ricardo Grzona, frp.  y Cristian Buiani