Por medio de un comunicado dado a conocer el pasado 17 de febrero, la Conferencia Episcopal Puertorriqueña (CEP) fijó la postura de la Iglesia católica frente a la intención del gobierno de la isla de implantar, como política pública en sus agencias, la ideología de prospectiva de género, especialmente en el Departamento de Educación y en el Departamento de Familia.
El pasado fin de semana, miles de puertorriqueños se manifestaron para denunciar esta intentona del gobierno. En consonancia, los obispos de la CEP se pronunciaron por que “se eduque en cuanto a la igualdad entre el hombre y la mujer, en los derechos humanos y la dignidad humana y en el amor al prójimo” pero no aceptaron “que se eduque a nuestra niñez en una ideología de perspectiva de género”.
Según los prelados puertorriqueños, esta ideología de género plantea, entre otras cosas, “que el género de la persona no es necesariamente el sexo con el que se nace, sino que es la persona quien escoge su género”. Para ellos, todos los seres humanos gozan de la misma dignidad, igualdad y equidad ante Dios “y todos necesitamos de la solidaridad en el amor de Cristo”.
¿Es esto lo que necesita Puerto Rico?
El comunicado, firmado por todos los obispos del país, encabezados por monseñor Roberto O. González Nieves, arzobispo metropolitano de San Juan de Puerto Rico y presidente de la CEP, insiste en que implantar una política que redefina los conceptos de masculinidad y feminidad, así los de familia y matrimonio, es una imposición del Estado sobre el derecho que tienen los padres y madres o tutores de los estudiantes “como los principales responsables de la educación de sus hijos e hijas sobre estos temas”.
Al hacer referencia a la definición de “colonización ideológica” del Papa Francisco, los obispos agrupados en la CEP recordaron que la perspectiva de género es contraria a la cultura puertorriqueña y que más que implantar, “lo que Puerto Rico necesita es tener la certeza de que su gobierno dirija todos sus recursos hacia lograr una justa y pronta recuperación económica y de justicia social para todos y todas, especialmente para los más pobres”.