Lectio Divina: Jueves después de ceniza Ciclo B

Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Vamos a abrir la Biblia, Tú eres el autor.
Queremos que nos abras nuestra mente cerrada, nuestro corazón preocupado en otras cosas,
Y nos lleves al encuentro con Jesús, a través de su Palabra y de la oración.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén

9,22: Y añadió:
   —El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, tiene que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.

  9,23: Y a todos les decía: 
   —El que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz cada día y me siga.9,24: El que quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda su vida por mí la salvará.9,25: ¿De que le vale al hombre ganar el mundo entero si se pierde o se malogra él?
BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO

                 Jesús anticipa su Pasión marcándola dentro de un Plan de Dios, “el Hijo de Hombre tiene que…”. El título “Hijo de Hombre”, manifiesta la misión de Jesús como Mesías.

                 La clave esta en que al anuncio de la muerte, le sigue el de la resurrección, y seguidamente, Jesús establece las “condiciones” para seguirlo, y ser sus discípulos. “El que quiera seguirme”, la opción de seguir a Jesús es un acto de libertad, y el camino que el propone es el mismo que Él  va a elegir, la Cruz. La vida y la muerte, la Pasión y la resurrección, Jesús como Maestro se hace modelo para sus discípulos, enseña con su Vida, ese es el camino, y la condición.

                 Llevar la cruz, “cada día”,  implica una renuncia tan grande, como a la propia vida, negarse a sí mismo, y de esta forma ganar la salvación, “el que pierda su vida por mí, la salvará”. La renuncia a las cosas del mundo, a la mundanidad, es la invitación del Señor, y advierte la necedad de ganar el mundo, es decir vivir conforme a sus patrones, y perder la vida, ¿De que le vale al hombre ganar el mundo entero si se pierde o se malogra él?

Nos preguntamos para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:

1. ¿Cómo respondo al Maestro, que me invita a seguirlo? ¿Tengo presente que mi discipulado, es una invitación de Dios que me busco primero?
2. Jesús me propone cargar mi propia cruz ¿Conozco mi cruz? ¿Es una cruz con Jesús? ¿Intento llevarla con alegría?
3. ¿Dónde tengo puesta mí esperanza? ¿En el mundo? ¿O en el Dios de la Vida?, ¿Me cuesta renunciar al “egocentrismo”, para darle ese lugar a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.

• Gracias Señor por llamarme a ser tu discípulo, y enseñarme a elegir lo bueno.
• Señor, quiero gastar mi vida, por amor a ti, para servirte.
• Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Añadimos unas intenciones de oración.

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:

«Quien pierda su vida por mí la salvará » (Versículo 24)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación.

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Mi agradecimiento por creer en Jesús, se manifiesta con llevar la alegría cristiana a los demás. Que los demás puedan conocer también a Cristo por mi alegría y testimonio de encuentro con Cristo.

Hno Ricardo Grzona, frp y Cristian Buiani