Denunciando la barbarie, meditando y orando para cargar nuestras cruces y ayudar a cargar las de los demás
"Solamente decían: Jesús, ayúdame. Fueron asesinados por el solo hecho de ser cristianos", dijo el Papa Francisco este lunes 16 de febrero refiriéndose con profunda tristeza a la muerte de los 21 cristianos coptos egipcios, que fueron decapitados por los yihadistas del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés).
Y añadía: "Para los extremistas, sean católicos, ortodoxos, coptos, luteranos, no interesa: son cristianos. Y la sangre es la misma, la sangre confiesa a Cristo"
Este horrendo crimen, difundido en un video emitido por la productora Al Hayat con el título Un mensaje firmado con sangre para la nación de la cruz, es uno más que se suma a la larga lista de martirio que viven miles de cristianos en diversas partes del mundo y que a diario reportan las agencias de noticias.
Pero al parecer la conciencia adormecida de un mundo narcotizado por el placer, el dinero, el lujo, el sexo desenfrenado y las drogas, carece del coraje necesario para dejarse interpelar por la realidad del sufrimiento humano.
En el mensaje para la Cuaresma de este año, el Papa nos pide "fortalecer nuestros corazones" para combatir la indiferencia. "La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. (…) El mundo tiende cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a través de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él".
En una entrevista concedida por el patriarca copto ortodoxo a los medios de comunicación el 27 de octubre de 1996 en Alejandría, Shenuda III declaraba: "Los fundamentalistas practican dos géneros de actividades. La primera es la agresión, la violencia, la discriminación y el incendio de iglesias". La segunda es "crear un ambiente de tensión entre la población…
“Nosotros no podemos cambiar esta situación con lamentos y conflictos –reconocía-. La solución está en buscar el modo de mejorar la posición de los coptos por medio del diálogo y el amor".
Y a continuación precisaba: ‘Uno de mis mejores amigos es Muhammad Sabed Tantawi, jeque de el-Azhar (la universidad islámica del Cairo)… No podemos usar la violencia contra la violencia ni el odio contra el odio”.
Aprovechemos este tiempo cuaresmal para alejar de nosotros la tentación de la indiferencia, la comodidad, la apatía y el egoísmo estéril que nos encierra en nosotros mismos.
Ciertamente los cristianos pertenecemos a la "nación de la cruz", como dijeron los yihadistas. La cruz de Jesús y su resurrección, constituyen el núcleo central del misterio pascual y, por ende, del cristianismo.
Oremos y meditemos junto a ese "árbol de la cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo" y saquemos las fuerzas necesarias para cargar nuestras cruces de cada día y para arrimar el hombro a la cruz del prójimo que es también un poco mía, si lo amo con el amor que Cristo me pide que lo haga
"Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada", dijo el filósofo Edmund Burke.
Hagamos algo esta Cuaresma, no permanezcamos impasibles ante tanta maldad y violencia. Denunciemos esta barbarie en todos los foros posibles; pero sobre todo seamos testigos con nuestra vida del amor y la misericordia de Dios. Sólo así triunfarán el bien y el amor sobre el mal y el odio.