Cazado por tres agentes de policía como una bestia salvaje, Antonio Zambrano Montes, un trabajador agrícola mexicano residente en Pasco, estado de Washington, en el suroeste de Estados Unidos, ha pasado a ocupar, tristemente, los titulares de los periódicos. Y su madre también.
Doña Agapita Montes, originaria y habitante del poblado de Aquila, en el estado mexicano de Michoacán, cruzó el pasado sábado la frontera de México con Estados Unidos por la garita de San Ysidro, California, “en busca de justicia”. ¿Qué busca la madre del mexicano tiroteado? Que juzguen a los culpables del uso de “fuerza letal” en contra de “Toño”, su hijo, y que le devuelvan el cuerpo, para darle cristiana sepultura en su tierra.
Acompañada de un abogado del municipio de Aquila, y con el apoyo de diplomáticos mexicanos en la garita de San Ysidro, doña Agapita pidió y obtuvo una visa humanitaria para dirigirse a Pasco, donde ocurrió la muerte de su hijo a plena luz del día y en una avenida céntrica del poblado.
Según el relato de los policías, Zambrano Montes se encontraba tirando piedras a los coches que pasaban e hirió a un policía cuando se le acercó para detenerlo, también con una piedra.
Luego de que se negara a ser detenido –probablemente por la inminente deportación—los policías del condado iniciaron una corta persecución por el centro de Pasco, hasta que el mexicano, que llevaba laborando en el campo desde hace una década y cuya remesa a sus padres “les daba de comer” en Michoacán, fue abatido por varios disparos.
Todo esto ha sido documentado por ciudadanos de Pasco que se encontraban en el lugar, y ha sido subido a redes sociales como testimonio de la fuerza letal usada en el caso.
No es, ciertamente ni el único ni se trata de un hecho “aislado”, como han tratado de focalizarlo algunos medios anti-inmigrantes en Estados Unidos.
Según Reina Torres, directora de Protección de Mexicanos en el Exterior, de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, en entrevista con El Universal, son 73 los mexicanos que han sido víctimas de la fuerza letal policiaca en Estados Unidos, de 2006 a la fecha.
Pero la estadística no consuela a doña Agapita, una mujer muy pobre de Michoacán, que, prácticamente, vivía de las remesas que le enviaba su hijo desde Washington.
“Estamos aquí para exigir justicia; es lo que busco”, dijo la señora en breves declaraciones a Excélsior antes de subir a un vehículo, el cual le dispuso el consulado de México, que la llevó al aeropuerto de San Diego desde donde volará a Seattle.
En Pasco, localidad cercana a la frontera con Canadá, los familiares del mexicano abatido a tiros por la policía ya interpusieron una demanda criminal contra los autores de los disparos, mediante la cual exigen 25 millones de dólares como indemnización.
Franklin Dan Blasdel, médico forense del condado de Pasco, declaró que el alguacil le pidió una autopsia detallada del cuerpo de Zambrano para presentar los resultados a un jurado. Aseveró que es la segunda vez en décadas de trabajo profesional que se le pide un examen exhaustivo.
Ante la serie de protestas que desató la muerte de Zambrano, el forense estableció que “no queremos tener aquí otro Ferguson”, en relación con el suburbio de San Luis Missouri, donde la muerte de un joven afroamericano en parecidas circunstancias a la muerte de Zambrano desató una serie nacional de protestas.
Hoy celebramos a...