Trabaja en un salón de lujo en la ciudad de Nueva York, pero no toda su clientela tiene que ser rica para obtener la calidad de sus servicios
Mark Bustos es estilista en un salón de lujo en la Ciudad de Nueva York, pero no toda su clientela tiene que ser rica para obtener la calidad de sus servicios.
Pasa todo el domingo, su único día libre, aventurándose por la ciudad en busca de personas necesitadas, a quienes les gustaría un corte de pelo. Se acerca a cada persona con la misma frase: “Quiero hacer algo bueno por ti hoy”. Mark ofrece cortes hasta para seis personas todos los domingos, colgando muchos estilos de cortes diferentes en su cuenta de Instagram.
Mark corta el pelo de los menos favorecidos desde mayo de 2012, cuando viajó a Filipinas para visitar a su familia. En el extranjero, le pagó a un propietario de una peluquería para rentar una silla y prestar servicio a los niños necesitados que precisan una nueva mirada.
“La sensación fue tan gratificante, que decidí traer la energía positiva de vuelta a Nueva York”, dijo Mark. Además también ha cortado el pelo a gente necesitada en Jamaica, Costa Rica y Los Angeles.
Uno de los clientes de Mark, Jim de Long Beach, California, que había sido liberado de la cárcel dos semanas antes de su corte de pelo, dijo: “cada vida humana vale lo mismo”. Mark escribió al pie de la imagen, “Todos merecemos una segunda oportunidad”.
De todos los significativos cortes de pelo que Mark ha ofrecido a lo largo de los años, sobresale uno.
“Jemar Banks, nunca olvidaré su nombre – dice Mark-. Después de ofrecerle un corte de pelo y cualquier cosa que quisiera comer, no dijo casi nada a lo largo de todo el proceso, hasta después, cuando le mostré cómo había quedado cuando terminé… La primera cosa que me dijo fue: ‘¿Conoces a alguien que esté contratando?’”.
Mark dice que él corta el pelo por toda la ciudad de Nueva York, muchas veces acompañado por su novia, que les pregunta a los clientes qué comida quieren comer.
“Una respuesta que recibimos fue: ‘Nadie me pregunta lo que realmente quiero. Generalmente me quedo con la sobras y desechos’”, dice Mark.
Él corta intencionalmente el pelo a los desamparados en espacios abiertos, con mucha gente, como esquinas o aceras, para que el público pueda asistir. “No para que me vean – dice -, sino para que otros puedan encontrar inspiración en la buena acción y sean gentiles con los menos favorecidos también”.
“Incluso una simple sonrisa puede llegar lejos”.