El Tribunal Supremo de Canadá ha decidido que la prohibición vigente en el país del suicidio médicamente asistido es inconstitucional, por lo que a partir de ahora queda legalizado. Esta decisión abre la puerta a esta práctica en el caso de adultos con una enfermedad grave y capacidad de consentir.
La decisión del Supremo, presidido por Beverley McLachlin, adoptada por unanimidad de los nueve magistrados del alto tribunal, considera que el veto impuesto por el Código Penal al auxilio al suicidio priva a quien sufre de una patología grave e incurable del derecho a la vida, la libertad y la seguridad que establece la Constitución.
Según informa Diario Médico, en palabras de la sentencia, la ayuda del médico debe prestarse sólo "a la persona adulta competente que consiente con claridad a poner fin a su vida y sufre una enfermedad grave e incurable que le cause un sufrimiento permanente que sea intolerable para el individuo en esas circunstancias".
Dentro de estos parámetros, indican los magistrados, la naturaleza del sufrimiento puede ser tanto física como psicológica y no es preciso que la enfermedad sea terminal.
Proteger a los más vulnerables
Por su parte, la Abogacía del Estado defendió en el juicio el derecho a la vida y la necesidad de proteger a los más vulnerables. La resolución del Supremo se ha producido al analizar el recurso contra el fallo de un tribunal inferior que en 2012 concedió el derecho al suicidio asistido a dos mujeres ya fallecidas.
Durante el juicio sus abogados razonaron que prohibir a alguien que ayude a otro a morir viola el derecho a la vida y la libertad, al condenarle a una vida de sufrimiento intolerable. Además, se priva del derecho a la igualdad a las personas discapacitadas, que no pueden acabar con su vida por sí mismas.
Lo más debatido, el consentimiento informado
El punto más debatido ha sido el consentimiento informado (CI). El Supremo lo explica así: "En la instancia previa se estableció que los médicos evaluaran la competencia y voluntariedad del paciente al adoptar esta decisión y que es posible detectar la coacción, influencia indebida y ambivalencia cuando aparecen en el proceso".
Y sigue: "Para llegar a esta conclusión, la sentencia de instancia se apoyó en la evidencia disponible sobre la aplicación del CI en otros ámbitos de decisión clínica, incluidas la decisiones en el final de la vida".
Para concluir, el Supremo señala que "es posible para el médico aplicar las normas de CI en el caso de los pacientes que buscan ayuda a morir, teniendo la precaución de asegurar que están informados de su diagnóstico y las diferentes opciones de tratamiento, incluidos los cuidados paliativos".
El fallo es independiente de la decisión de Quebec de legalizar esta práctica.
Artículo originalmente publicado por Forum Libertas