Las relaciones no tienen mucho que ver con la idea de ser perfectos y felices todo el tiempo, y sí con la necesidad de saber perdonar. El Papa Francisco nos recuerda que “nadie es perfecto. La clave de la felicidad es el perdón”.
“El matrimonio es trabajo y es un compromiso para toda la vida”, añade el Papa. “De cierta forma, es como ser un orfebre, porque el marido vuelve a su esposa más mujer y ella, a su vez, debe volver al marido un hombre mejor”.
Una queja común es que un cónyuge está siempre intentando “cambiar” al otro. El cambio es bueno si nos vuelve más santos. Por ejemplo, pedirle al otro beber menos en encuentros sociales puede ser entendido como una tentativa de forzar un cambio indeseado, pero ese cambio es bueno porque nos vuelve personas mejores.
4. ¿Por qué casarse o el matrimonio comporta sufrimiento y trabajo?
Porque el matrimonio nos ayuda a ser personas mejores. El matrimonio nos ayuda a superar la propia absorción, el egoísmo, la búsqueda del placer individualista; ayuda a abrirnos al otro, incentiva y exige el apoyo mutuo y el don de nosotros mismos, como nos enseña el catecismo.
“Queridos jóvenes, no tengan miedo de casarse. Un matrimonio fiel y fecundo los va a hacer felices”, anima nuevamente el Papa Francisco. Como última reflexión, el matrimonio con un cónyuge que es nuestro mejor amigo y que comparte su amor por Dios va a traer felicidad incluso en medio del sufrimiento y del trabajo.
¿Qué tal examinar de manera sincera el grado de realidad de nuestra idea de amor? ¿Nuestro punto de vista sobre el amor verdadero al final viene de Dios o de las telenovelas?