Joven argentino invadió las Líneas de Nazca para desplegar un mensaje ecologista
Han pasado dos meses desde que un grupo de manifestantes de la ONG Greenpeace hiciera daños irreparables a un vestigio arqueológico inca conocido como las Líneas de Nazca, ubicado a 420 kilómetros de Lima. En medio del desierto de Nazca (Ica) se puede apreciar desde la altura unas figuras gigantes que habrían conformado un calendario de los antiguos habitantes del Perú.
Allí están mudas por siglos cientos de figuras geométricas, representaciones animales, vegetales y humanas, así como laberintos que le daban pistas no se sabe a quién, en una señalización misteriosa que se extiende por cerca de 450 km2.
Lo que aún sigue preguntándose la opinión pública nacional e internacional es cómo una organización ecologista de tal nivel, ha podido ingresar a territorio primitivo para escribir un mensaje justificado, pero a través de una acción injustificable.
En suma, 1.500 años de historia ignorados por jóvenes activistas que trataron los rastros históricos de un país milenario como si fuera un barco ballenero.
Mensaje mal puesto
Cerca de veinte personas, entre peruanos y extranjeros, habrían ingresado una madrugada de diciembre pasado a la zona intangible de las Líneas de Nazca, esto con el fin de colocar una frase de conciencia ecológica acerca de la energía renovable. La idea era aprovechar que en Lima se llevaba a cabo la XX Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP 20), con la asistencia de jefes de Estado y representantes de gobierno de 195 países, convocados para diseñar políticas de conservación del medio ambiente.
Luego de esta pillería vendría la foto aérea, para luego difundirla por las concurridas redes sociales. Pero esta vez Greenpeace no causaría el impacto de otras iniciativas, sino cólera y rechazo… Lo subsiguiente sería esconderse, huir del país como rateros de un bien común que tanto esfuerzo cuesta ya cuidar.
Algunos activistas del patrimonio cultural alzaban su voz: ¿Y quién protesta por el daño a los sitios arqueológicos? ¿Cuándo habrá una cumbre planetaria para preservar a tiempo las expresiones de nuestros antepasados..?
Defender lo propio
Sin esperar que otros aboguen por lo suyo, las autoridades peruanas -con respaldo de la comunidad internacional-, rechazaron entonces la ignorante acción y denunciaron a los activistas identificados como autores de este atentado contra un Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Para evitar que el asunto pase a mayores, a principios de diciembre visitó el país el director mundial de Greenpeace, el sudafricano Kumi Niadoo, a quien solo le quedó pedir disculpas y ofrecer investigar los hechos al interior de la organización, así como ayudar a “subsanar el problema”.
Pero el problema a ser subsanado tenía un nombre: el argentino Mauro Fernández, quien fuera enviado por la organización verde a liderar la mala acción.
Un mensaje al mundo
Independiente de lo que se obtuviera con este gesto tardío, la Fiscalía peruana llegó con su demanda al Poder Judicial Argentino, el cual dispuso días atrás que el joven argentino no pueda abandonar el país ni se ausente de su domicilio por más de 24 horas mientras dure el proceso.
De este modo se desmentían los rumores de que el activista habría sido detenido y estaría con arresto domiciliario, lo que no quita que las acciones tomadas por la justicia argentina secunden bien el proceso de extradición que solicitará el Perú.
Si bien Fernández ya habría declarado ante las autoridades, y manifestado su arrepentimiento por haber dañado el patrimonio de un país, esta "intervención" de Greenpeace dejará como lección de que para vestir un santo no se puede desvestir a otro. Es decir, no vamos a dañar la cultura prehispánica por salvar el planeta, ¿no?
Para apreciar las milenarias Líneas de Nazca aquí