El cardenal arzobispo de Valencia Antonio Cañizares ha dirigido una carta pastoral a la archidiócesis de Valencia en la que hace un análisis de la situación diocesana y de la situación social y económica de la zona. En ella pide “ser samaritanos en medio de las nuevas pobrezas”, ante la “grave y dolorosa situación social y económica por la que atraviesa Valencia”.
En un párrafo llamativo y provocativo, el cardenal Cañizares se pregunta: ¿Por qué en los presupuestos de la diócesis y de sus instituciones no se dedica un tanto por ciento (¿el diezmo? de los mismos) a atender a los pobres? ¿Por qué no se "venden" algunos de los bienes patrimoniales de la Iglesia y se destinan a los pobres?”.
El purpurado sigue preguntándose por la manera adecuada de compartir los bienes, como poner viviendas para usos sociales, pisos para madres solteras o mujeres víctimas de malos tratos.
El Cardenal Cañizares no sólo hace un llamamiento a lo diocesano sino que también pregunta: “¿Por qué no nos desprendemos del diezmo de nuestros ingresos personales y hacemos que lleguen a los pobres? ¿Sería posible? ¿Y qué podríamos hacer, con la colaboración de empresarios católicos y de buena voluntad, con sensibilidad social, para crear por cada una de las empresas uno o dos puestos de trabajo en ellas?”.
La educación o la inmigración también le hacen interrogarse por la situación actual: ¿No podríamos crear fondos de becas para que los niños en aquellos u otros países puedan recibir una adecuada educación? ¿Qué deberíamos hacer para atender como pide el Evangelio a los inmigrantes y refugiados que llegan a nosotros?