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Birdman: un asombroso despliegue visual

Ramón Monedero - publicado el 06/02/15

La película de Iñárritu quiere hacer historia con un plano secuencia, pero ¿lo logra?

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Birdman, la última película del director mexicano Alejandro González Iñárritu, es un largometraje ciertamente espectacular, visualmente abrumador y técnicamente portentoso. También tiene un buen guión detrás y un plantel de actores en estado de gracia pero lo que más está generando debate es su asombroso despliegue visual.

Resumiendo mucho, Birdman está rodada “teóricamente” en un único plano, lo que se conoce como un plano secuencia. Y digo teóricamente porque hay determinadas soluciones visuales que sencillamente hacen imposible que la película se haya rodado en un solo plano. De todos modos, no vamos a entrar en las intrincadas complejidades técnicas que indican que un plano secuencia como el de Birdman está trucado, sencillamente daremos por bueno que no es un plano secuencia real.

Alfred Hitchcock fue el primero en plantear una película como un único plano. Aunque La soga luce como un largometraje filmado en un larguísimo plano secuencia en realidad la película se rodó en once tomas que cuidadosamente empalmadas provocan el efecto de un plano único. El mayor problema que tuvo Hitchcock fue que las cámaras de la época solo estaban preparadas para cargar con diez minutos de celuloide de modo que tuvo que hacer trampa cada diez minutos para crear el efecto de continuidad sin corte aparente.

Otro ilustre plano secuencia es que acontece al principio de Sed de mal de Orson Welles. El plano en esta ocasión es completamente real. Dura tres minutos y se tardaron quince días en prepararlo. El plano arranca con una bomba que es activada e introducida en el maletero de un coche. A partir de ahí la cámara de Welles no se despegará del automóvil hasta que el artefacto estalle.

Probablemente el plano secuencia de Sed de mal sea el mejor jamás filmado sin embargo también tiene truco. Para que el deambular de los protagonistas, Charlton Heston y Janet Leight, encajara con el larguísimo movimiento de cámara hay un momento en el que ambos personajes hacen un giro nada lógico hacia atrás pero necesario para poder entrar de nuevo en el plano.


De estos ejemplos, de entrada podríamos concluir que un plano secuencia parece un mecanismo cinematográfico antinatural. Parece como si el cine no estuviera preparado para semejante osadía técnica tal vez porque no es su medio natural. De La soga se dijo que no era cine, sino teatro filmado y de hecho el propio Hitchcock renegó de ella.

Birdman es una película que habla del teatro pero que también habla del ego. Es curioso que el film de Iñárritu hable de la soberbia de los intérpretes del medio cuando, según cuentan, el propio director maneja un ego nada desdeñable (como también era el caso de Hitchock y Welles).

En el fondo todo esto no es más que otra forma más de plantear uno de los más viejos debates del cine: ¿forma o contenido? Es decir, qué se nos cuenta y cómo se nos cuenta. ¿Qué debe primar? El cineasta danés Carl Theodor Dreyer dijo que la forma (cómo se nos cuentan las cosas) en el cine debe ser como un vestido que se ajusta como un guante al contenido (lo que se nos cuenta), de otro modo estaríamos hablando de maneras.

Y maneras es lo que exhibe Alejandro González Iñárritu en Birdman porque lo que empieza siendo un curioso ejercicio de pseudo realismo termina convirtiéndose en una amanerada forma de contar una historia que en el fondo no requería del plano secuencia. Iñárritu trató de justificarse cuando dijo que filmó Birdman en un solo plano porque así es como vemos la realidad.

Supongo que el director de Babel no habrá leído En el momento del parpadeo de Walter Murch. En este ensayo fundamental se explica todo lo contrario y se expone como la realidad es, en efecto, un continuo montaje cuyos cortes son ejecutados por el parpadeo del ojo humano.

Birdman es un largometraje a tener en cuenta que no dejará indiferente a nadie y eso es bueno. Otra cosa es que sus vistosas formas estén bien aplicadas. 

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