Es importante elegir un centro educativo… pero mucho más que tu hijo se sienta querido popr ti
Empezar un nuevo año siempre viene cargado de esperanzas. Los planes pululan, las buenas intenciones son el plato fuerte del corazón y la re-planificación de muchos aspectos de nuestra vida hacen que los nuevos ajustes nos ayuden en la consecución de los mismos.
Dentro de todos esos aspectos que planeamos está la educación de los hijos; la consecución de un cupo para el colegio, largas filas para poder matricularlo, pero sobre todo una institución que nos garantice que ellos pueden recibir todo aquello que esperamos para su bienestar intelectual y humano. En este sentido no falta quien, con muy buena intención pero mala intuición, indague sobre un colegio que le proporcione a sus hijos educación en valores y virtudes humanas. Esto, sin duda, es loable, pero no es lo absolutamente correcto.
Como padres de familia, se puede pensar más bien en una institución que incentive y arraigue todo aquello que como padres-educadores debemos inculcar en la vida de los hijos. Es decir, no podemos pensar que ha de ser la institución la encargada de enseñar aquello que como padres de familia estamos llamados a hacer.
La verdadera y auténtica educación es aquella que se ha impartido en el seno del hogar y en donde los padres saben exactamente qué es lo que quieren que sus hijos aprendan y cultiven para su vida futura. El colegio, por su parte, debe asegurar que lo dado en casa debe ser desarrollado y promovido por ellos. Entre los múltiples errores que se pueden cometer al momento de la elección está la confesionalidad religiosa. Padres católicos deben buscar instituciones católicas y padres de otras denominaciones aquella que le permitan a sus hijos vivir adecuadamente su experiencia de fe sin sentirse extraño entre quienes no creen de la misma manera.
Niño católico en institución protestante terminará con confusiones doctrinales y de espiritualidad, y viceversa.
Es fundamental comprender además que, en lo que tiene que ver con la educación de la casa, los padres deben tener en cuenta ciertos “tips” que les ayuden a sus pequeños en el proceso de madurez humana, emocional y psicológica. He aquí algunos de ellos:
1. La educación no debe apuntar sólo a lo intelectual de los chicos. La excelencia académica no le asegura felicidad y acierto. Es imprescindible educar la afectividad y el deseo. Aprender a saber renunciar cuando sea necesario para la búsqueda de logros mayores. Aprender a escuchar un “no” por parte de sus padres. Los mimos excesivos malogran a los hijos.
2. Para educar debe renunciar a la irascibilidad. Cuando tiene ira puede tener razones pero ha perdido la razón. A mayor grito menor escucha.
3. Hágase confiable a su hijo (a); si le ha contado un secreto, debe guardarlo con respeto y sigilo como si fuera de confesión,
4. Esté siempre atento para todo aquello que necesite esclarecimiento, escucha, desahogo de parte suya, pero sobre todo esté atento y dispuesto a amar.
5. Sepa escuchar para entender y no simplemente para responder. Los hijos quieren hablar no sólo porque requieran respuestas sino sobre todo para compartir todas aquellas situaciones que son nuevas para ellos y que no saben cómo afrontarlas de manera adecuada.
6. La confesionalidad religiosa debe ser reforzada por la institución, pero arraigada en el hogar. Los hijos suelen tener la espiritualidad propia de los padres. Padres fríos religiosamente acompañan hijos indiferentes a Dios.
7. El amor, el respeto, la honestidad, la verdad, la lealtad y la fidelidad no son cosas que el colegio esté llamado a inculcar de modo primario. Todo esto se aprende en casa por la manera como cada uno de los padres lo vive en su día a día.
8. Eduque positivamente, enseñe lo que debe hacerse en vez de estar diciendo permanentemente qué no debe hacerse. Educar con prohibiciones no es lo más acertado. Todo lo prohibido siempre causa curiosidad.
9. No diga que haga, hágalo con él. No lo mande a que rece antes de acostarse, ore con él.
10. Finalmente, recuerde que el primer modelo de aprendizaje para la vida lo tiene en usted. Él seguirá sus pasos.