Al menos 10 personas han muerto en el atentado al Hotel Corinthia de Trípoli, cometido por dos (o tal vez tres, según algunas fuentes) hombres armados, el 27 de enero.
Después de detonar un coche bomba en el aparcamiento del hotel, frecuentado por diplomáticos y hombres de negocios extranjeros, el comando se introdujo en el hotel, matando a los guardias de la estructura y golpeando a algunos ciudadanos extranjeros. Después de ser rodeados por la policía, al menos dos asaltantes murieron al hacer explotar una bomba.
El atentado ha sido reivindicado por un grupo que dice estar afiliado al “Estado islámico”, activo entre Siria e Iraq, el “Estado Islámico en la Provincia de Trípoli”. En un comunicado, el grupo afirma que el atentado ha sido lanzado para vengar la muerte de Abu Anas al-Libi, un ciudadano libio acusado por las autoridades de Estados Unidos de haber participado en los atentados de las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998. Al-Libi, fue capturado en Libia en octubre de 2013, en una incursión de las fuerzas especiales de Estados Unidos, pero ha muerto de cáncer en enero en una prisión estadounidense mientras se encontraba en espera de juicio.
Sin emanrgo, Omar Khadrawi, jefe del Central Security Directorate (el servicio de seguridad leal al gobierno que asumió el poder en Trípoli), ha acusado a un grupo que se ha mantenido leal al depuesto líder Gaddafi de ser responsables del asalto al Corinthia, negando la presencia en Trípoli de grupos leales al Estado islámico.
Según la prensa de Libia en el momento del atentado estaba en el hotel, el primer ministro del gobierno en Trípoli, Omar Al-Hassi, que ha salido ileso. En Libia hay dos gobiernos (apoyados por dos parlamentos diferentes) que compiten por el poder: el de Trípoli y el de Tobruk (en el este). La ONU ha iniciado conversaciones para formar un gobierno de unidad nacional
Artículo originalmente publicado por Agencia Fides
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