La Iglesia de San Gerardo se ha convertido en el punto de encuentro de estas “mamás-coraje” mexicanas
Un templo de la tristemente célebre población de Iguala, en el Estado mexicano de Guerrero, lugar donde el 26 de septiembre de 2014 “desaparecieron” los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, permanece custodiado, día y noche, por camionetas artilladas, francotiradores, gente de seguridad federal armada hasta los dientes.
¿Por qué? Porque en ese templo católico, dedicado a San Gerardo María Mayela, el santo italiano al que convocan todas las madres en sus partos difíciles, es donde –desde el pasado mes de noviembre de 2014– las madres de cientos de “desaparecidos” en la zona (además de los de Ayotzinapa) han encontrado un refugio, comprensión, ayuda espiritual.
“Mientras no te entierre…”
Todas portan una camiseta con la siguiente leyenda: “Mientras no te entierre, te seguiré buscando…”. Sin contar a los 43 normalistas de Ayotzinapa, se tienen noticias de al menos 470 personas más “desaparecidas” en Iguala o en las inmediaciones de Iguala en los últimos siete años. La mayor parte de las desapariciones forzosas son de jóvenes, víctimas de la guerra por el control del tráfico de drogas entre cárteles que operan en el Estado de Guerrero.
Tras la oración matutina, las madres que forman parte del Comité de Familiares de Víctimas de Desaparición de Iguala, como se denomina este grupo arropado por la iglesia de San Gerardo, organizan brigadas que en punto de las 9 de la mañana parten hacia las montañas de alrededor de Iguala para buscar los restos de sus hijos en fosas clandestinas: ya han encontrado 31 restos óseos entre la maleza y la selva.
Ayotzinapa es el disparador
La atracción de la prensa nacional e internacional por el “caso Ayotzinapa” ha hecho surgir de la niebla a muchas mamás de “desaparecidos”, mismas que se han unido en oración constante por sus hijos o por sus familiares de los que no conocen su paradero. Diario se acercan al templo de San Gerardo a compartir información y a pedir por ellos.
Ayotzinapa disparó las denuncias de desapariciones forzosas en uno de los puntos más calientes de la geografía mexicana: Iguala (cuyo ex alcalde y su esposa han sido encarcelados ya por nexos con el narcotráfico). Hoy se tienen 470 denuncias, pero antes del 26 de septiembre de 2014, solamente se habían denunciado 27 casos de privación ilegal de la libertad.
El sacerdote encargado del templo de San Gerardo, y de la asistencia espiritual del grupo de madres organizadas, el padre Óscar Mauricio Prudencio, dice que la desaparición forzosa en Iguala “es un secreto a voces” que viene de muchos años atrás. Y que esa terrible realidad se ha convertido “en el pan nuestro de cada día”.
Pero, ¿por qué permanece el templo católico rodeado por fuerzas federales? Por las historias que hay detrás de las desapariciones forzadas. Mismas que forman parte del drama de la lucha de los cárteles de la droga por agenciarse el poder en Iguala y en buena parte del Estado de Guerrero. Y porque la mayoría de las mamás ahí reunidas no han encontrado en la justicia ninguna respuesta a sus reclamos.
(Con información del portal Animal Político)