La Fundación Alameda o la Campaña Ropa limpia denuncian las condiciones laborales de empresas como Zara o Nike
Por Alba Montalvo
¿Por qué la ropa es tan barata? ¿Qué se esconde detrás de las etiquetas “Made in China”, “Made in Blangladesh”, etc? ¿Quién paga el precio de nuestra ropa? Algunas de las respuestas se encuentran en el nuevo modelo de producción textil, que ha provocado que las grandes firmas trasladen hasta países subdesarrollados la fabricación de sus productos. Con ello, ahorran millones de dólares anuales a base de exigir a sus trabajadores jornadas de explotación con sueldos de miseria en países donde la legislación sobre derechos laborales es endeble o, en algunos casos, inexistente
Un ejemplo de este modelo de producción es el que ha desarrollado la multinacional española Inditex, que engloba conocidas marcas como Zara, Berskha o Stradivarius. Concretamente, el grupo Zara se embolsó una facturación de 2.377 millones de euros en el último ejercicio. Con ello, aumentó un 9% su superficie de venta hasta sumar un total de 6.340 tiendas repartidas en numerosos países del globo.
Multinacionales de primera línea como Inditex han sido señaladas por sus actividades irregulares. Otro de los ejemplos es Nike. Según una investigación de Oxfam Internacional recogida por la campaña Ropa Limpia, durante 2006 los trabajadores y las trabajadoras de una fábrica del oeste de Java (Indonesia) recibieron presiones y discriminaciones por el hecho de formar parte de un pequeño sindicato local.
En la misma línea, la investigación detalla las condiciones laborales en las que los trabajadores de dicha fábrica producían ropa deportiva y gorras para la firma Umbro (propiedad de NIKE). La fábrica, según Ropa Limpia, había pasado auditorías sociales un tiempo antes pero el informe de Oxfam explica cómo la dirección amenazó a las personas trabajadoras para que no hicieran ningún comentario crítico con su situación laboral. Además, se prohibió cualquier conversación espontánea con los extranjeros que visitaban el centro de trabajo. Al conocer el caso, Umbro no emprendió ninguna medida correctiva hasta que grupos de activistas llevaron a cabo acciones de denuncia pública.
La Fundación Alameda, organización no gubernamental argentina en defensa contra la
trata de personas, ya presentó en julio del 2011 una denuncia penal ante los tribunales de la ciudad de Buenos Aires, contra la firma Cheeky por reducción a la servidumbre, evasión fiscal, violación a la ley de migraciones y violación a la ley de trabajo a domicilio.
La fundación argentina explica que la misma agencia gubernamental de control clausuró talleres de Zara que ellos mismos denunciaron. La marca fue denunciada en Argentina, Brasil, China, Marruecos, España y siete países más por reducción a la servidumbre, trabajo infantil y explotación de migrantes. Se les denunciaba por trabajo esclavo, explotación de migrantes y trabajo infantil, además de por el uso de talleres clandestinos para su producción. El gobierno finalmente cerró los talleres que habían sido denunciados por la Fundación Alameda después de comprobar que lo que acreditaban era cierto.
Tras ser señalada, la respuesta de la marca fue rebajar el precio de las prendas por petición del entonces secretario de comercio interior de Argentina, Guillermo Moreno. Por las trabas que tuvo en sus importaciones en el país por estas actuaciones poco éticas la marca anunció un aumento de la inversión en la producción nacional. La denuncia formulada contra la fiscalía anti trata de Argentina asegura que la jornada laboral se extendía a 13 horas diarias. Además, los trabajadores tenían que pedir permiso para salir del lugar en todo momento y muchos de ellos no estaban documentados. En el vídeo se puede además observar las condiciones de insalubridad donde viven con sus hijos menores.